Capítulo 14: "Por siempre suya"

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Capítulo 14: “Por siempre suya”

Durante unos instantes, permanecí estática observando a Lysander. ¿Qué respondería? ¿Habría boda? Estaba cansada, pero no había nada que yo deseara más que casarme con él. Pero él también estaba herido…

-Dile al juez que se vaya, Alejandra está cansada- habló por fin.

Desde luego, era cierto que estaba agotada, pero me sentí desalentada y decepcionada. Quería que la boda se realizara.

-¡No!- grité de repente sin poder controlarlo. Lysander me miró sorprendido y con el ceño fruncido. Continué un poco avergonzada, con la cabeza mirando hacia el suelo-. No estoy cansada Lysander- lo miré a los ojos armándome de valor, alzando la cabeza.  

-Pero Alejandra…

-De verdad que estoy preparada para la boda, pero si tú no lo estás…-señalé sus heridas.

-Por supuesto que lo estoy, y deseo hacerlo.

¿Deseaba hacerlo?

-Mi padre está muy emocionado con la boda y quiero darle una alegría-continuó para justificar lo que había confesado anteriormente.

Ah claro, se trataba de la felicidad de su padre. Su deseo de casarse conmigo era sólo producto del amor incondicional que sentía por su padre. Me centré en su herida, que seguía sangrando, aunque menos.

-Vale, pero  antes tendrías que curarte la herida. Si quieres yo puedo hacerlo-le ofrecí, sin pensar en las consecuencias. Sentí calor en mis mejillas, me había sonrojado. No controlaba las palabras que salían de mi boca frente a ese hombre mediterráneo que despertaba en mí miles de vibraciones y sensaciones estremecedoras.

-Estaré encantado de que me cures- contestó él con determinación, y me dedicó una sonrisa. Que no lo hiciera más, que no sonriera más o saltaría a su cuello y le arrebataría hasta su alma, le dejaría sin sentido. Me sentía poderosa cuando me sonreía, sentía que me pertenecía. Sentía que me amaba, aunque no fuera cierto.

-Está bien, he curado muchas veces a mi hermana pequeña que es muy patosa y sabré hacerlo- le confesé y de nuevo me sonrió. Aparté rápidamente la mirada para no caer en su embrujo.

-Pues entonces vamos a mi habitación, que allí tengo un botiquín de primeros auxilios.

¿A su habitación? ¿Por qué allí? ¿No podía curarlo en la cocina, en la sala o en cualquier otro sitio de la casa? Estaba condenada a caer en su deseo, lo estaba y en el fondo estaba deseando de ser condenada a cadena perpetua en sus brazos.

Cuando llegamos a su habitación, recordé la escena que había interpretado una vez en esas cuatro paredes. Cuando fui una noche allí y lo desperté de una horrible pesadilla que había tenido con Anna, cuando le había permitido que me besara y le había dejado que incluso me agarrara el trasero. Un momento de pasión que me produjo vergüenza en su momento, pero que realmente estaba deseando de repetir.

Quisiera poder amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora