Capitulo trece:

9.8K 715 5
                                    

Llevaba varios minutos encima de esa motocicleta, pensando ¿Dónde iría Niall? Este trabajo se me hizo más difícil de lo que pensé.

Muchos recuerdos de los últimos meses abarcaron mi memoria.

 

-Me gustaría ir a visitar a mi mamá –le comente a Niall.

 

-¿Dónde?

 

-A mi país… pero no puedo.

 

-Ya hallaremos la forma –me animo.

 

-Si –le sonreí.

Es imposible que Nialler haya viajado tan lejos, solo para alejarse. Así que descarte esa idea de inmediato.

 

-¡Venecia! Adoro Venecia –Grite al ver unas fotografías que Niall había encontrado.

 

-Mi papá me dijo que un día iríamos –Murmuró Niall.

 

-y ¿fueron? –pregunte.

 

-No… solo fue el.

Venecia… se me hace difícil creer que Niall podría ir solo y desorientado hacía Venecia. Pero esta idea no la descartaría.

Iba ya por la carretera alejándome un poco de Londres, habían arboles por doquier, y a lo lejos podía notar un tranquilo lago deshabitado. Detuve la moto a unos pocos metros de ahí.

 

-Un día de estos podríamos ir al campo –Nos dijo Maura dándonos galletas.

 

-¿Al campo? –Pregunté.

 

-Si, los abuelos de Niall tienen un campo cerca de Acá… a Niall le gusta mucho ¿Cierto hijo? –Le preguntó a Niall.

 

-hay un lago –Me habló Niall.

Miré cerca del lago pero no veía ninguna casa. Y ya estaba oscureciendo.

Me bajé de la moto y camine hasta la orilla. Saque mi celular y vi que tenía un mensaje de un numero desconocido.

 

Te amo.

Ángel, ¿Dónde estas? Pregunte al aire. Miles de lágrimas no tardaron en aparecer, tenía la intuición de que Niall estaba asustado, nunca antes había estado solo. Volví a mirar el celular, sabía que ese mensaje era de él.

Ajustes, GPS, Numero desconocido, Buscando… Cerca del lago.

Nialler, está cerca.

Miré a mis al rededores, pero no veía mas allá de los arboles. No había casa alguna, este lugar estaba totalmente desierto.

Volví mi mirada hacia el celular y este marcaba unos cuantos kilómetros a la derecha del lago.

Me subí a la moto y la puse en marcha.

Mas arboles nublaban mi vista, la noche se interpuso para complicar las cosas, pero no me daría por vencida.

A lo lejos pude notar una pequeña cabaña con un blanco añejo, casi gris. Me baje de la moto y caminé hacía la cabaña. La puerta estaba entre abierta.

 

-¿Hola?

Se escuchó el eco de mi voz. La cabaña estaba deshabitada, en ella no había nada más que un par de sillas y un colchón que a simple vista necesitaba urgente un lavado.

Recorrí la pequeña casa con tan solo cuatro habitaciones. La primera que abrí, por supuesto era el baño. Asqueroso. Las otras dos estaban vacías, una parecía ser la cocina, pero no había más que una mesa.

Fui hasta la última con el corazón colgando en un hilo. Era un desastre, había una cama al medio con manchas de suciedad en ella, un escritorio al fondo, con tazas y platos con comida… pero lo que mas me impresiono, es que arriba de la cama se encontraba la guitarra de Niall y un celular.

 

-¿Niall? ¡Ángel! ¿Dónde estas? –Grite desesperada.

Agarré el celular y vi el mensaje que hace minutos me había enviado.

Corrí hacía afuera, pero no había nada. Suspiré con poca esperanza. Con mis ojos ya secos de tanto llorar me subí a la motocicleta y partí, sin un rumbo fijo.

Llegue hasta un poco antes de entrar a Londres. Había un restaurant a un lado de la carretera. ‘’Banw’s’’ decía este con grandes letras fosforescentes. Estacione la moto a un lado de este y entré.

No había mucha gente, en realidad solo habían tres chicas y un chico. Me senté dos mesas atrás de ellos.

 

-¿Qué se le ofrece señorita? –me preguntó una señora con delantal rojo, y grandes ojos azules.

-Am, solo un café por favor.

 

-Enseguida.

Luego de que se fuera, miré hacía la mesa donde estaban estas chicas, ellas hablaban rápidamente y el chico escuchaba atentamente.

 

-Hace un rato vi a un chico correr cerca del lago, iba llorando y gritando cosas extrañas, me dio mucho miedo… y pena. –Menciono la chica rubia.

 

-Ay, yo igual lo vi. ¿Era rubio no? –habló la castaña.

 

-¡Si! Era rubio. Igual, que pena... se adentró mucho al bosque y dicen que en las noches es super peligroso ir para allá.

Me levante rápido de la mesa, sin esperar que me trajeran en café. Salí disparada hacía el bosque.

Estaba mirando a la entrada del bosque con el corazón a mil por hora. Poco era lo que podía ver, así que se me hizo bastante difícil. Mientras caminaba podía escuchar sollozos. Pero no estaba segura, me acerque mas hacía el centro y los sollozos aumentaban… a lo lejos pude distinguir un bulto cerca de un gran árbol… Ángel, por favor que seas tú.

«Autism» - n.h  •SERIA EDICIÓN•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora