Capítulo 4

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DESCLAIMER: Los personajes y situaciones narradas en ésta historia no me pertenecen, ésto es propiedad de Fernando Gaitán y RCN, yo solo escribo para mi entretenimiento y sin fines de lucro.

Éste capítulo contiene las incoherencias más grandes que mi alocada mente pudo resbalar hacia mis dedos y de ahí convertirlo en lo que van a leer, así que espero que lo disfruten.

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Capítulo 4

Minutos después y dispuesta que no la despidieran, Esmeralda alertó a Marcela sobre el "incidente", omitiendo por completo que ella había sido la causante del desmayo de la peliteñida, si todo salía como lo pensaba, atribuirían aquel desvanecimiento a una mala alimentación y por tanto, nadie más sabría lo sucedido a menos que Patricia se dispusiera a hablar, aunque la "preocupación" que presentó al salir corriendo de la oficina e ir por un poco de agua al baño para despertarla, bien podrían sacarla del apuro.

Con una sonrisa nada disimulada, la castaña se encontró a Beatriz tan radiante como cuando Michell llegó a verla y sabía cuál era la razón. Había obtenido la victoria frente a la junta directiva, reafirmando su lugar como secretaria de presidencia y una profesionista altamente capacitada para llegar más alto. Le guiñó un ojo traviesamente y se la llevó de ahí antes de que le aclarara sobre lo que había sucedido con la mejor amiga de su jefa.

— Betty, no puedes andar por ahí preguntando sobre la salud de las personas — le miró con los brazos cruzados y notando la confusión que le habían provocado sus palabras — sobre todo cuando yo fui la culpable de su desmayo — se mordió el labio con fuerza, el haberlo confesado a su amiga la convertía automáticamente en cómplice, se adelantó antes de que ella le interrumpiera — pero en mi defensa, debo decirte que tenía razón, Patricia planeaba quedarse con el informe que entregaste a la junta.

— ¿Qué hiciste para que se desmayara? — de todas las argumentaciones que esperaba recibir, incluso un regaño más fuerte del que su mamá le daría, aquella era pregunta que no veía venir, ladeó la cabeza desconcertada, la "suave" risa de su acompañante le devolvió de su estupor.

— Yo... yo le di un golpe — sonrió con nerviosismo y apretó contra sí la cartera donde se hallaban todas sus cosas — un golpe en la mandíbula, no creí que le daría tan fuerte, simplemente se desvaneció, cuando despierte no tardará en acusarme — soltó un sonoro suspiro, lo poco que había logrado conseguir dentro de la empresa se veía comprometido por su impulsividad, hasta ahora no había notado la magnitud del problema en el que estaba metida.

— El Dr. Armando no permitirá que te despidan, eres una persona clave en los puntos de venta y la vicepresidenca Comercial, además estuvo muy complacido con tu astucia al entrar a la sala de juntas — comentó recordando lo que aquel hombre le había expresado tan pronto la reunión hubo finalizado, además de no haberse tragado el cuento donde Esmeralda había encontrado desmayada a Patricia en la puerta de la oficina, aquel golpe había sido contundente.

— Probablemente se vea obligado a sancionarme por la riña, lo aceptaré con gusto si con ello conservo mi empleo — se atrevió a replicar la castaña, un intransigente pensamiento se coló en el breve entusiasmo que comenzaba a sentir, para devolverla a un estado taciturno. De perder su trabajo no tendría otro lugar al cual ir, su deseo la había llevado a aquella novela, esperando desde el primer día que el director gritara "corte" con fuerza y todos regresaran a casa, pero aquello no había pasado y sin proponerlo, detuvo sus pasos antes de que el hambre las encaminara al "Corrientazo".

Yo, ¿en Betty la Fea?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora