Capítulo 5

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DESCLAIMER: Los personajes y situaciones narradas en ésta historia no me pertenecen, ésto es propiedad de Fernando Gaitán y RCN, yo solo escribo para mi entretenimiento y sin fines de lucro.

Lamento mucho la demora de éste cap, pero sufrí un pequeño bloqueo en su desarrollo, pero aquí estamos de nuevo con una parte más de Betty.

Dedicado a mis amigos del grupo de WA, que sin ellos, no habría podido salir de mi asedio.


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Capítulo 5

— Nicolás, ¿podrías dejar de pedir todo lo del menú? — le arrebató la carta bajo la mirada afligida de su amigo, le sacó la lengua para después señalar lo que el chico comería esa noche — cuando sea rica y poderosa, podrás comer lo que quieras, pero como soy pobre y de familia numerosa, vas a tener que conformarte con el Sancocho, una arepa de maíz pelao, tu jugo de mora y unos piononos.

— Pero Esme, eso no va a llenar éste estómago — acusó mientras se restregaba la mano en vientre — necesito comer bien para dormir como bebé — tomó uno de los cubiertos de la mesa para entretenerse con él — además, fue parte de la apuesta que hicimos — levantó las cejas juguetonamente.

— ¡Perdóname! Pero yo no fui la que entró a tu recámara para verte en paños menores — le señaló con el dedo índice antes de colocarlo sobre el pecho del colombiano, retirándose al momento en cuanto el hombre tuvo los platos de comida enfrente — aparte esa apuesta ya la tenías ganada antes de proponérmela, no sé por qué acepté — se cubrió la cara con las manos al recargarse en la mesa, Nicolás había empezado a comer.

— ¡Me acusa injustamente! — bebió de su jugo mirándola — ¿Cómo iba a saber que esa mujer de verdad me lanzaría su copa encima? — engulló el contenido de su plato con entusiasmo.

— Y que me terminaría derramando el resto de la botella a mí, ¿por qué le dijiste que había sido yo? — se cruzó de brazos sobre el mantel, recordando la noche en que ambos habían salido a un bar a petición de su amigo, ahí terminaron apostando que el chico no podría hablarle a una mujer sin que ésta le vertiera su bebida en la cabeza y que ella tendría que coquetearle al sujeto de al lado para conseguir una copa gratis.

Grande fue su decepción cuando el hombre se excusó al decirle que estaba casado y su mujer estaría por ahí mientras él esperaba y Nicolás fuera "atacado" por esa mujer, ¿quién en su sano juicio le negaría un trago a la chica? No recordaba cuando había sido la última vez, pero su orgullo de mujer se encontraba herido y más al saber que el esperpento de su amigo ganó la apuesta.

— Más te vale que me colabores con el pago, me lo debes por aquella intromisión — comentó a su avispado inseparable, le miró con una leve sonrisa en los labios.

— Estoy en bancarrota y una apuesta la paga quien pierde — comió con todo el gozo del mundo sus piononos, logrando resaltar la ceja levantada de su acompañante — es una argucia, pelusa — aquel sobrenombre le recordó a una de las películas más recientes que había visto antes de caer en esa época tan pasada y lejos de la tecnología que tanto extrañaba.

— ¡Pelusa tu...! — decidió no completar la frase por respeto a Doña Eugenia, ella no tenía la culpa de su hijo fuera así de insufrible — Tonto, apúrate que aún debemos llegar a tu casa y mañana debo trabajar — presentó el vaso frente a la extranjera a modo de brindis y se lo bebió entre risas de satisfacción.

Yo, ¿en Betty la Fea?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora