Capítulo 18

15.3K 1K 88
                                    


Punto  de vista de Alex

En menos de una semana moverse dos veces resulta increíblemente agotador. Volver a meter en mis maletas lo que había desempacado hace tan poco era horriblemente triste y aburrido. Y mi humor no mejoró la situación para nada. Después de todas las cosas que sucedieron comencé a sentirme mucho más irritable de lo que acostumbro, a penas controlando mi genio de las personas inocentes a mi alrededor. Sentí la necesidad de culpar a alguien por todo lo que sucedía en mi vida, todas mis desgracias, y todas las del mundo. Pero nada ni nadie tenía la culpa.  Y allí caí en las dudas filosóficas sobre si el destino está escrito o tu lo escribes. Si puedes hacer algo para cambiar lo que viene. Si puedo arreglar las cosas que están mal. O si simplemente, me debo resignar y en silencio aceptar todo lo que el mundo, el destino, o Dios quiera tirar sobre mí.

Dean me pareció un desconocido. No intercambié ninguna palabra con él, y no porque yo lo estuviera evitando, si no porque era él quien evitaba a todo el mundo. Una vez que la ceremonia finalmente finalizó, la hermana de Damián me contó que él había hablado con unas pocas personas y luego se había retirado a la casa que se le había dado. Y que una vez dentro, no aceptó a nadie con él a excepción de Olivia, que no parecía estar especialmente feliz por eso. Ella comentó que podía escuchar como la rubia peleaba con su compañero cada cinco minutos ya que de vez en cuando gritaba tan fuerte que podía diferenciar sus voces desde su propio dormitorio. El punto es que todo el mundo intentó hablar con él. Tuvo decenas de golpes en su puerta, voces pidiendo amable o furiosamente que abriera la puerta. Pero no lo hizo. A veces, pedía que se marcharan. Y en ocasiones, dejaba que golpearan por horas sin responder nada

Todos tuvieron que quedarse con sólo las explicaciones que Damián fue capaz de entregar, pero en el fondo, él tenía tantas dudas y preguntas que no aclaraba la mente de nadie. Tampoco mencionó las cosas extrañas que notó de Dean durante su discusión. Los que nosotros haríamos a continuación lo explicó muy vagamente, como si no tuviera mayor importancia, aunque la noche anterior pasamos horas despiertos calculando bien cada movimiento que haríamos para evitar meternos en problemas. Sin electricidad ni inernet, no podíamos tener certeza absoluta sobre los territorios problemáticos, por  lo que ambos nos encontrábamos un poco nerviosos respecto  a la posibilidad de que existiera algún error en el camino. Habíamos hecho nuestro mejor esfuerzo en recordar cada manda cercana, o donde posiblemente se encontrara un grupo peligroso. Lo que resultaba tomar una buena cantidad de espacio en el país.

Al comienzo, recorreríamos una buena parte del viaje corriendo. Él en su forma de lobo y yo estaría montada en su espalda. Luego, tomaríamos un autobús o un avión, dependiendo de lo que nos resultase más conveniente, y al final terminaríamos corriendo de nuevo para llegar a la frontera del antiguo paquete. No habían demasiadas chances de tener problemas con el plan. Nadie se atrevió a hablar de qué pasaría si algo sale mal, ya que moverse a través del país para un pícaro resulta ser especialmente peligroso. Pero además de este riesgo inminente se encontraba el detalle que volveríamos al lugar en el que todo empezó, con demasiados recuerdos, historias y dolor. Podríamos ser víctimas de una indeseada descarga de emociones al ver de nuevo el viejo paquete. Damián había vivido toda su vida allí, era su hogar y las personas su familia. Allí se reunían tanto alegrías como tristezas. Pero para mí, en ese lugar mi vida cambió drásticamente. Perdí más de lo que alguna vez ganaré. Veré los valles y lugares que esperaba nunca volver a ver. Estaba por poco mordiendo mis uñas por el estrés.

Con los ahorros que teníamos nos bastaría para permanecer años fuera. No teníamos demasiadas necesidades como es el caso de la mayoría de seres humanos, especialmente porque pasaríamos la mayor parte del tiempo en medio de un bosque. Decidimos permanecer allí indefinidamente, hasta que todo estuviese bien o fuese necesaria nuestra intervención. Permaneceríamos siempre en contacto e informados ante cualquier nuevo suceso. Nos aseguramos a nosotros mismos que todo estaría bien.

Alpha DamiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora