Capítulo XXXI

768 132 31
                                    

Ryeowook abrió los ojos con el cuerpo adolorido, sobó su brazo de manera automática mientras sollozaba de nuevo. Eso no podía estar sucediendo, no ahora.  Observó las piedras podridas que hacían de paredes, no había descansado ni un poco en esa tabla de madera que reposaba en el suelo que hacía de cama. Le dolía un poco la cabeza y el fétido olor de ese lugar no ayudaba. Nada quería más que estar con Jong Woon, sólo eso quería. Toda había ocurrido demasiado rápido, Chanyeol había aparecido de la nada y no sabía qué había dicho.

Debió haberlo previsto, era obvio que los reyes enviarían a alguien para verificar el estado de Kyungsoo. Había sido un idiota, un completo imbécil. Estaba tan sumergido en su burbuja con Jong Woon que había olvidado su realidad. 

Pero, todavía no lograba entender cómo Hyungsik había terminado en su habitación, en ese preciso instante. Le habían tendido una trampa. Hyungsik había aparecido como si nada y casualmente Chanyeol también, alguien les había ayudado. Pero no podía asegurarlo. 

Debía aclarar las cosas, aunque en esa prisión sería muy difícil hacerlo. Jong Woon había confundido las cosas, ahora su tío debía estar en una prisión como él. Había perjudicado a un reino, al amor de su vida y a Heechul. Todo por querer ayudar a su amigo quien tomó las consecuencias a la ligera, por amor y desesperación.  Ahora se daba cuenta de cuán errado estaba.

Quería creer en Jong Woon, en su amor. Pero, ¿cómo hacerlo? le había llamado zorra sin importarle, no lo dejó hablar e intentó abusar de él. Se había comportado como el patán que era ¿dónde quedaba ese amor que decía tenerle? No podía aceptarlo.

Todo había sido una fachada. Acarició el relicario y el papel que mantenía ocultos en la manga de su hanbok. Jong Woon lo quería, sabía que así era. Lastimosamente las condiciones no les permitiría continuar.

No sabía qué hacer.


Jong Woon despertó sintiéndose extrañamente cansado, en toda la noche no había podido dormir y estaba seguro que apenas había cerrado los ojos. La última vez que había estado de ese modo fue por la muerte de sus padres, pero incluso aquella vez no se había sentido tan desdichado. Tan vacío.

Apretó los puños y gritó de frustración, Ryeowook lo había utilizado, le había mentido, se había burlado en su cara. Con su maldita inocencia le había convencido, con sus lágrimas lo había comprado. Su agonía aumentó al recordar cada instante junto a él, todo había sido mentira. Quería matarlo, pedirle explicaciones, hacerle el amor y arrastrarlo al infierno junto a él.

Hyungsik. Lo había engañado.

El shoji se corrió dando paso a una concubina que se inclinó tan pronto entró.

— He venido a servirle, Su majestad.

Jong Woon se incorporó un poco y gruñó. No estaba para compañías.

— Vete.

La joven alzó el rostro dejando ver sus ojos negros que evadían posarse en el cuerpo ajeno, negó sutilmente y se puso en pie caminando hacia él.

— La señora Minha me ha enviado a servirle. Mi nombre es Tiffany...

— No me interesa, vete.

La joven mordió su labio, no podía dejar escapar aquella oportunidad tan importante. Se acercó sutilmente y apartó la sábana que le cubría causando cierta molestia en Jong Woon.

— Mi deber es ayudarle.

Jong Woon no prestó atención al momento en que le ayudó a quitar su bata, realmente su mente solo pensaba en Ryeowook. Debían hablar, aunque no merecía eso. Entró al baño con la joven siguiéndole, ésta le vio introducirse al agua con el deseo brotando, pero debía contenerse, no podía dar un paso en falso.

i. El origen del amorWhere stories live. Discover now