Capítulo XV

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Ryeowook sintió dolor en medio de la infinita oscuridad, como si se hallara en un abismo interminable que lo consumía y ahogaba en las profundas aguas negras. Su cuerpo estaba inmóvil, atrapado. Con suavidad se removió a la par que sus ojos se abrían con parsimonia, los rayos de luz le molestaron generándole un ligero ardor que se los cristalizó.

Una sacudida de dolor estremeció cada parte de su cuerpo, emitió un quejido que se ahogó en su garganta seca y el leve movimiento le mortificaba. La frescura del aire se coló por sus fosas nasales enviando señales por todo su cuerpo, trató de moverse pero su cuerpo no respondió a las órdenes.

Estaba vivo.

Su mente empezó a tejer todo lo ocurrido, llegaron las imágenes de la noche en que Jong Woon lo había golpeado, la ira y desprecio que había transmitido en cada uno de sus golpes. Algo, más que el dolor físico, le lastimaba por dentro, era una inmensa decepción mezclada con tristeza.

¿Por qué no había muerto?

— Por fin — La voz femenina le hizo ladear el rostro.

Se encontró con Jessica arrodillada a su lado, sonreía con una mezcla de tristeza y alegría, cerró los ojos un poco agotado. La mujer puso la mano en su frente queriendo comprobar su temperatura, el menor disfrutó de ese cálido tacto que pocas veces había sentido. De verdad, no quería despertar nunca más.

Ahora más que nunca deseaba estar en la tierra de los Lee, jugando su propia vida y no la ajena. Pero no había tiempo para arrepentirse, no podía hacerlo cuando las cosas iban tan lejos.

Se quedó respirando con un poco de dificultad, le dolía todo el cuerpo, sentía que no podía moverse y la cabeza empezaba a doler. Apretó los dientes ante lo dolores que le aquejaban, emitió una jadeo, hasta respirar lo torturaba.

—No te esfuerces— Dijo la mujer con ternura poniendo un paño húmedo sobre sus labios resecos, el menor parecía inquieto— Tu cuerpo está maltratado y lo único que conseguirás es aumentar los dolores.

El menor la miró suplicante, con ojos llorosos. Quería marcharse. No quería regresar junto a ese hombre. Jessica más que nadie debía entender su situación, debía entender que su lugar no era allí junto a ese hombre. ¿Merecía lo que le ocurría?¿Había hecho algo malo en su anterior vida? Trató de abrir su boca pero sólo salieron balbuceos, le dolían los labios y la garganta le quemó.

Cualquier movimiento parecía matarlo. Era un milagro estar vivo. Lo último que recordaba era a Jong Woon tomarlo el brazo antes de resbalar, la confusión del momento y el increíble temor que sentía de su presencia.

— Tranquilo— La mujer extendió una pequeña copa, lo tomó por la nunca alzándolo ligeramente y le hizo beber aquel líquido amargo— Es una infusión que te hará disminuir el dolor, así que bebe tranquilo.

El menor sentía como quemaba su garganta, el frío corrió por su esófago hasta llegar a su estómago donde el líquido se mezcló con la poca comida que debía tener allí. Jessica lo dejó nuevamente sobre la almohada donde se quedó un poco agitado buscando aire.

Lentamente los dolores fueron disminuyendo, su cuerpo pareció sumirse en un letargo, era un poco más llevadero su cuerpo. Pero no su corazón.

— Has estado inconsciente tres días— Dijo la mujer con suavidad.

Ryeowook le miró de reojo sorprendido ¿Tres días? A él le habían parecido apenas unos minutos, incluso pensaba que lo habían salvado de las garras de ese hombre. Soltó un suspiro, tres días en esa cama. Al menos se había mantenido lejos de él de manera inconsciente, mientras sufría el otro debía estar paseándose con tranquilidad por el palacio con sus concubinas tras sus pies mofándose de su suerte ¡Que se jodieran!

i. El origen del amorWhere stories live. Discover now