Ryeowook se mantenía junto a la ventana recibiendo los cálidos rayos del sol, el aire fresco le tranquilizaba junto con el trinar de las aves que volaban por el reino. Le dolían un poco los ojos de tanto llorar, y su cuerpo no se encontraba bien del todo, todavía le dolía hacer ciertos movimientos y las heridas cerraban lentamente.
Acarició su pómulo morado emitiendo un leve quejido al tocarlo. Debía verse terrible.
Miró con desdén la habitación, el futón arreglado, la puerta del baño y los baúles con sus pertenencias. Con pasos suaves caminó hasta acercarse a uno de ellos, lo abrió y extrajo de su interior el relicario que mantenía oculto debajo de las telas. Recordaba esconderlo desde que tenía memoria, siempre había creído que tenía un significado muy especial en su vida. Ahora, lo veía como un simple metal frío y brillante que no le daba lo que necesitaba.
El sonido de shoji correrse le hizo devolver el objeto a su sitio, ladeó su rostro encontrándose con Taeyeon en el umbral, la mujer esbozó una sutil sonrisa y se adentró haciendo una profunda reverencia.
—Su alteza — Se incorporó mirándole con curiosidad, Ryeowook se apartó del baúl— He venido a cuidarle.
El menor le miró con recelo y ladeó su rostro para que no viera el golpe. Realmente no quería ver nadie, quería estar solo y encerrado en esa habitación, ninguna compañía le ayudaría a sentirse mejor. Pero, realmente necesitaba la ayuda de alguien para hacer ciertas cosas.
— Ayúdame a tomar un baño.
La joven asintió y le siguió al baño fijándose en la tristeza que se reflejaba en su rostro. Una vez allí, Ryeowook dejó caer su haku exponiendo a la mujer las vendas que cubrían ciertas zonas y los golpes que estaban desapareciendo. Se acercó para ayudarle a quitar las vendas manchadas de sangre que emanaban un olor a medicina
—Su alteza— Taeyeon se fijó en el gran recipiente donde estaba depositada el agua— No está preparado el baño de agua caliente.
—No importa—Dijo, con frialdad.
Sin darle tiempo a la concubina se sumergió en la fría agua que despertó su cuerpo. Tomando aire dejó que ese frío le acogiera y sanara sus ideas exteriores, porque las interiores no iban a cicatrizar.
Taeyeon resignada cogió un trapo para lavarle la espalda, el menor cerró los ojos recordando la imagen de Jong Woon aquella noche que lo golpeó, la manera en que había acariciado su mejilla hace un par de noches, sus manos recorriendo su cuerpo cuando lo abusaba. Apretó sus labios.
— Más duro, Taeyeon— Demandó.
La joven por uno segundos se detuvo observando su espalda roja, asintió triste y aumentó la fuerza. Su alteza se veía más pálido, delgado, sin expresiones. Al terminar, le ayudó a acomodar de nuevo las vendas, para ese día escogió un hermoso hanbok azul cielo para darle vida a su cuerpo. Ryeowook ni siquiera se interesó por la ropa que había escogido la chica.
¿Era realmente importante?
— Quiero estar solo— Se acercó de nuevo a la ventana— Por favor, vete.
Taeyeon se quedó en la mitad de la habitación mirándole con pesar, llevó una mano a su pecho pensando en lo triste que se estaba convirtiendo la vida de ese joven. Se acercó tiernamente a él, Ryeowook le miró de reojo y regresó su mirada al exterior.
Ambos en silencio observaron el paisaje, Taeyeon rememoró sus días allí, lo doloroso que había sido todo en un principio.
— Vamos a dar un paseo—Ryeowook negó de inmediato y se recostó contra el marco de la ventana cansado—Su alteza, por favor. Debe salir de este encierro.
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i. El origen del amor
FanfictionMiles de leyendas han surgido en medio de la guerra y la destrucción, pero la realidad se limita a la existencia de un hombre que ha sido capaz de burlar a la muerte. Kim Ryeowook ha vivido en el reino de la familia Lee desde que tiene memoria...