Capítulo 7

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Capítulo siete



Alexander no me llamó. Hice mi mayor esfuerzo para no sentirme herida. Cuando lo dejé en su casa, lo primero que pensé fue que apenas volviera a la mía, ya tendría mi celular con decenas de mensajes. En otras ocasiones, las cosas habían pasado así. Pero me equivoqué.

Incluso cuando desperté por la mañana, no había nada. Me sentía terrible. Últimamente  discutíamos demasiado y temí distanciamiento. Me sentí deprimida. La última cosa que quiero es dejarlo ir. Aunque eventualmente sucediera, aún no me sentía preparada.

Suspiré. En un periodo de tiempo tan corto habían pasado más cosas en nuestra relación –Y no hablo de aventuras, si no de cosas que realmente no tienen espacio en una amistad normal-. Bueno, no se puede pedir normalidad cuando uno de los implicados pertenece a un mundo diferente. Y cuando tu familia también lo hace. Pero en cualquier mundo conocido, los mejores amigos no se besan. Porque ellos no pueden sentir atracción entre sí, o si no romperían una de las mayores reglas de la amistad.

Además yo no podría salir con un hombre lobo al saber las cosas de las que son capaces de hacer por su verdadera pareja. Y yo no quiero un corazón roto. Para un humano, está prohibido enamorarse de uno de ellos.

O  debería estarlo. Ayudaría a salvar corazones de la desilusión amorosa más grande de sus vidas. El estar enamorado o atraído a alguien no es opcional, quiero decir, en eso participan sustancias del cerebro que aun no comprendo por completo, pero si las cosas terminan allí no habría un daño a nadie. Los verdaderos problemas comienzan cuando empiezas a enamorarte de algien que jamás será  tuyo.

Y lo reconocería sólo una vez: Llevaba algún tiempo con sentimientos confusos hacia Alex. Incluso para mi misma, admitirlo fue duro.

La noche anterior quedé en salir con un chico de la ciudad a dar unas vueltas. Él me había enviado un mensaje un poco antes de dormirme, y ya que no tengo ningún otro plan, acepté. Aunque esto sería en plan de amigos, obviamente. Llevábamos muy poco tiempo conociéndonos para llamar cita a una salida. Por ahora, al menos.

Y definitivamente esto no tiene nada que ver con Alexander y nuestra discusión.

Ja.

Pasé la mitad del día como un espíritu en pena. Desayuné junto al resto de mi familia, sin hablar demasiado. Lo que más hice fue contar a David que los padres del alfa muerto sabían quién era él, lo que lo alegró lo suficiente –Al igual que a mis hermanos- Como para pasar por alto mi comportamiento evasivo.

Después de la hora de almuerzo, pasé hasta las cuatro de la tarde en mi habitación dibujando en el techo con un acrílico que encontré entre mis cosas. A esa hora tuve que comenzar a prepararme para salir.

Como lo mío con Leo no era más que una amistad, él no me iría a recoger y tendríamos que encontrarnos en el centro de la ciudad. Lo que no me molestó en absoluto. Creo que nunca había vestido tan simple al salir con alguien a quien estaba planeando seducir –Con límites, por supuesto- , como lo fui esa tarde.

El metro de esta ciudad es repugnante, cada vagón está lleno de rayados, basura y malos olores. Y de cualquier forma ambos acordamos que ese sería el mejor lugar para encontrarnos, ya que  llegaríamos allí sin problemas.

Leo era un empleado de un cine local. Aunque sólo tomaba los fines de semanas y feriados. A los estudiantes les acomodan mucho más esos días, ya que no tienen la presión de combinar el horario de trabajo con el de estudios. La mayoría de los chicos universitarios trabajan los fines de semanas o todo el verano. Y una gran parte de ellos no lo hace por necesidad, sino sólo por el deseo de poder comprar lo que sus padres no les quieren dar (Alcohol, drogas, cigarrillos y cosas de ese estilo)

Behind the glassDonde viven las historias. Descúbrelo ahora