Capítulo XIX

1K 146 22
                                    

Sungjin tomó aire fuertemente mientras miraba a su amigo que montaba caballo en el extenso campo, realmente era un atrevido por hacer semejantes cortejos con el esposo del rey y más por actuar natural después de ser descubierto. Todavía no entendía por qué Jong Woon no lo había colgado, su enojo en aquel momento había sido evidente y no se había guardado el pensamiento de matarlo.

Realmente no era su problema aquello, pero apreciaba bastante a su amigo y no quería verle padecer por un amor no correspondido. Se dio media vuelta un poco irritado, había sido alejado del palacio junto con Hyungsik por su imprudencia y no podía ver a Jongjin, no eran muchas la veces que le veía pero ahora eran menos que antes, así fuera su indiferencia le gustaba recibir algo de él.

Caminó hasta llegar al pueblo, la gente caminaba tranquilamente esperando las novedades del día, allí en medio de la multitud se movió buscando un lugar en el que pudiera pensar en algo que no fuera Jongjin y los problemas del reino. Deseaba poder dejar todo y construir una nueva vida de lejos de ese lugar de muerte y tristeza, esa no era la vida que deseaba finalmente.

Entró a un pequeño bar maloliente, con suelo de manera negra percudida por el mugre, ignoró al perro con moscas encima que descasaba junto a la barra y tomó asiento en una silla del fondo, un  lugar donde apenas daba la luz. 

Pidió una bebida, cualquier cosa con alcohol, que le hiciera olvidar un poco las cosas y desenredar los hilos de su mente, después regresaría al cuartel a sermonear a Hyungsik por sus idioteces.

— ¿Por qué tan solo, soldado?

Se estremeció al escuchar aquella voz, siempre la reconocería,  se giró tratando de mostrarse sereno aunque realmente había una víbora en su estómago.  Jongjin sonreía mientras se sentaba a su lado de manera despreocupada, como si estuviera con alguien más del palacio ¿Era real?, pero, ¿Qué hacía él en un lugar como ese? No era propio que alguien de la realeza saliera del palacio como si nada y menos se escabullera dentro de un sitio tan bizarro como ese, pero ahí tenía Jongjin.

Le alegraba, pero le era inevitable pensar en sus motivos. Se mostró indiferente a él, relacionarse podría traerle problemas y realmente no los necesitaba, era un soldado enamorado no estúpido. 

Jongjin hizo una señal al hombre tras la barra y él asintió, aquello le hizo pensar que frecuentaba ese lugar más de lo pensado.

— Vamos, te han comido la lengua los ratones?— El hombre puso de manera seca la copa sobre la mesa, miró de reojo a Jongjin y a Sungjin, extrañado.—, no pareces muy hablador.

Sungjin no pasó por alto la mirada del hombre, Jongjin continuaba con su mirada dirigida a él. En su interior se decía que era demasiado perfecto para ser cierto, pero ahí estaba hablándole, o intentando más bien sostener una conversación que no estaba dispuesto a tener. Se bebió la copa de un sorbo y se puso en pie causando que la sonrisa del chico se borrara. Una lástima.

Sin decir nada inició su marcha respirando aire fresco al salir de allí, cruzó sus brazos por la nuca y salió de allí, no era iluso.

Jongjin dio un pequeño sorbo a la copa observando la puerta por la que hacía unos segundos había desaparecido el soldado, hizo una mueca y devolvió la copa en su lugar dejando el amargo alcohol surtir efecto.

  — No eres tan fácil como creía.



Jong Woon golpeó ahora al joven en estómago haciendo que el aire abandonara su cuerpo, apartó su puño y haciendo que cayera al suelo buscando aire a bocanadas que no eran suficientes. Se apartó dándole su espacio y le observó atentamente, los chicos que observaban sentados en el suelo cruzados de piernas tragaron duro esperando no tener la misma suerte.

i. El origen del amorWhere stories live. Discover now