Ryeowook caminaba un poco indeciso por el pasillo, todavía no muy convencido de hacer lo que su esposo le había pedido. En la mañana Taeyeon le había entregado una carta que él mismo había redactado, desde aquella noche en que lo golpeó habían roto todo contacto, no se había vuelto a aparecer en su habitación y se mantenía al margen. Como debía ser.
Se había sorprendido por la carta, al parecer estaba dispuesto a respetar su espacio, además, había sido cortés en sus palabras, incluso le dio la opción de aceptar o no aquella cena con la familia. Había aceptado, pero simplemente lo hacía por mantener la apariencia, por no darle el gusto a aquella familia de verle a sus pies.
Dejó los nervios de lado y corrió el shoji con una postura firme y elegante, en la mesa se hallaban Baekhyun con su indiferencia, Jongjin, Minha y Dasom y la anciana Cho-hee, con pasos tímidos se adentró en el sitio y tomó asiento en el mismo lugar de la última vez. Sentía las miradas ajenas sobre sí, pero miró al frente sin dejarse intimidar, no iba a existir una segunda vez.
Observó el espacio vacío de Jong Woon diciéndose por dentro que había sido un error haber ido, a pesar de todo se sentía intimidado, todavía temeroso por la reacción de la familia, de Jong Woon.
Mientras esperaba observó el hanbok de colores marrones que Taeyeon le había hecho vestir, la joven había insistido en que era uno de los mejores fabricados y que era exquisito. Que despertaría la envidia de Dasom y Minha, y por sus miradas lo verificaba, era el más hermoso de los que había vestido hasta ahora.
La anciana Cho-hee sonrió por verlo allí recuperado, quería abrazarle pero no podía hacerlo delante todo el nido de víboras. Al menos se veía un poco más animado, los golpeas eran mínimos. Se veía realmente hermoso dentro de esas prendas, si solo su nieto lo apreciara como necesitaba.
— Me alegra que te hayas recuperado, cuñado— La voz de Jongjin le molestó de nuevo.
Ryeowook no dijo nada y mantuvo la mirada en el shoji esperando a que Jong Woon apareciera. No iba a prestar atención a palabras necias.
— Al parecer tienes más resistencia de la que aparentas— Ahora hablaba Dasom— Esperemos que la próxima no corras tanta suerte.
Aquellas palabras le irritaron, pero también le hicieron arder en rabia. Las lágrimas se acumularon en sus ojos pero soportó aquello, algo tuvo que aprender de su tío.
— Si tú la tuviste, créeme que yo también puedo— La miró a los ojos, Baekhyun sonrió.
— ¡Oh! La pequeña esclava tiene lengua— Sonrió Minha con malicia—. Parece que no sólo Jong Woon te hace hablar.
Ryeowook sonrió.
—Por lo menos el me concedió el título de esposo y un espacio en su lecho.
Baekhyun rió bajito ganándose una mirada de su madre quien apretó los puños, era como si la hubiese abofeteado. Cho-hee se sorprendió por el repentino carácter del castaño, estaba jugando con fuego.
— Al parecer mi cuñado no es sólo un saco para golpear— Intervino Jongjin, divertido.
Minha y Dasom saltaron de sus lugares dispuestas a callar al joven imprudente, no iban a permitir que el esposo de un bastardo las humillara de esa manera. Le clavarían las uñas en su hermoso rostro.
—Ustedes dos, regresen a sus lugares— Demandó Cho-hee molesta.
La puerta se abrió dando paso a Jong Woon, en ese momento la expresión de todos cambió y de manera mágica parecía que todo había sido una ilusión. El pelinegro miró de forma severa a todos, las mujeres guardaron silencio y el enojo las había abandonado, Ryeowook les dedicó una mirada gélida gesto que no pasó por alto su esposo.
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i. El origen del amor
FanfictionMiles de leyendas han surgido en medio de la guerra y la destrucción, pero la realidad se limita a la existencia de un hombre que ha sido capaz de burlar a la muerte. Kim Ryeowook ha vivido en el reino de la familia Lee desde que tiene memoria...