Capítulo XXV

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Ryeowook caminaba por los pasillos del palacio con una enorme sonrisa, su rostro alegre y jovial llamaba la curiosa atención de los guardias y los empleados con los que se cruzaba en su camino. Heechul iba a su espalda imitándole, aunque por dentro pensaba de manera ansiosa en cómo lo convencería de marcharse. 

El castaño se acercó emocionado al salón y corrió el shoji llamando la atención de las concubinas que estaban preparadas para tomar su clase. Apenas las miró de reojo e hizo una reverencia la maestra Seohyun quien se mostró alegría de verle y le dio una cálida bienvenida. Las mujeres se sintieron extrañadas, no sólo por la presencia de Ryeowook, sino también por el hombre que le seguía, más de una tuvo la intención de objetar pero la mirada de su maestra les indicó que era invitado de Su alteza.

Taeyeon hizo una reverencia al verle e instó a que tomaran asiento a su lado, con una sonrisa y bajo la mirada de odio de las concubinas el castaño se movió con Heechul y tomaron asiento.

La clase dio inicio con un ambiente hostil, apenas se escuchaban los sonidos de los pinceles chocando con el papel junto con el chapoteo de la tinta.  Ryeowook escribía con tranquilidad sobre el pergamino, escuchando entre suaves risas las injurias que lanzaba Heechul por no poder escribir con la misma facilidad las grafías. 

Tifanny les dedicó una mirada gélida a ambos, y de paso a Taeyeon por servirle. Codeó a Jiyeon que permanecía a su lado un poco molesta por el cambio de las circunstancias y, aunque fingía desinterés, la manera en que le temblaba el labio la delataba. Se giró a la otra joven molesta prestando atención a las señas que le hacía, estiró sus labios en una sonrisa.

Heechul miró de reojo a las jóvenes que se hacían señales entre ellas, desde que entró no fue indiferente a la actitud hostil de las concubinas hacia Ryeowook, era similar a lo que había sufrido Sunny cuando se convirtió en una. Dejó caer sus hombros y continuó con la labor de escribir, fijó su atención en el menor que parecía ajeno a lo que ocurría a su alrededor.

Se inclinó un poco más a la mesa y maldijo cuando manchó la manga con un poco de tinta. Vaya lío. El sonido de una de las jóvenes ponerse en pie le distrajo por unos instantes, detuvo sus movimientos atento a lo que fuera a hacer aquella. Al verla junto a la mesa de ellos, vio en su mirada una malicia que casi le hace reír, era tan palpable su envidia que quería reírse en su cara.

Tifanny sonrió y movió un mechón tras su oreja.

— Parece que Su majestad no ha aprendido que no pertenece a este lugar.

Las chicas alrededor miraron a Ryeowook sonriendo, pero éste simplemente continuó ignorándolas. Heechul por el contrario prestó atención a sus palabras, parecía que aquella mujer de poco valor no conocía su verdadero lugar en ese reino.

—Vamos— Miró a sus compañeras—, cualquiera de nosotras puede ser mejor esposa ¿Por qué su alteza tendría que conformarse con usted?— Acarició su clavícula—. Es cuestión de tiempo para que tome a alguna de nosotras.  

Un temblor le recorrió al menor con esas palabras, ¿qué insinuaba? ¿qué cuando Jong se aburriera de él tomaría a alguna de ellas? Jong Woon no haría eso, no lo segregaría a semejante humillación y menos con una de ella. Aunque, ¿quién le asegura que así iba a ser? Jong podía hacerlo si lo deseaba, pero una parte de su ser negaba a creer que así fuera.

 La mujer jadeó cuando fue tomada del cabello, las otras mujeres retrocedieron un poco en sus lugares mirando como el hombre desconocido la tomaba de los cabellos con brusquedad.

— Escúchame bien— Gruñó Heechul—, no voy a permitir que pases por encima de él. 

  — Tí- Heechul, por favor suéltala— Ryeowook se puso en pie acercándose a ellos. 

i. El origen del amorWhere stories live. Discover now