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Capítulo 3: El que ríe de último, ríe mejor

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—Bueno, ¿qué se supone que haremos con ustedes? —Patch se encorvó sobre su escritorio en un resoplido—

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—Bueno, ¿qué se supone que haremos con ustedes? —Patch se encorvó sobre su escritorio en un resoplido—. Hunter, yo pensé que no harías nada malo hasta no sé... la primera semana, pero eres más impulsivo de lo que creí.

Él se removió incómodo en la silla junto a mí. De nuevo, era impresionante ver cómo Patch parecía tener algún poder sobre... cualquiera en particular.

—Y usted, señorita Carter. Pensé que ya sus días de venir a esta oficina habían terminado, pero veo que no.

Luché con todas mis fuerzas para no ponerle los ojos en blanco.

—Señorita Preston, a usted sí que no me sorprende verla aquí, aunque lo que sí me sorprende es verla involucrada con estos dos. —Hizo una pausa para señalarnos con su bolígrafo dorado.

—Le dije que fue defensa personal —masculló la chica, molesta.

—Veamos... —Levantó una hoja blanca y se colocó sus anteojos, ignorando el último comentario—. Fomentaron el desastre, hicieron que se desperdiciara comida, dejaron la cafetería hecha un completo campo de guerra, y... no se están disculpando por eso.

—Déjeme decirle, Dir. Patch, que la culpa es de este imbécil —intervine, señalando a Hunter con la mirada—. Su hijo, nieto, sobrino, tío, primo, abuelo, lo que sea de usted, fue quien comenzó todo, si él no hubiese...

Patch alzó un dedo en un ademán para callarme.

—Primero, señorita Carter, no acepto ese lenguaje en esta oficina —me indicó, sorprendiéndome por la autoridad en su voz—. Segundo, el castigo que recibirán por todos los daños causantes será quedarse hasta tarde y limpiar el desorden que ocasionaron en la cafetería...

—¡¿Qué?! —Los tres nos quejamos en voz alta.

Mierda y más mierda.

—Y, tendrán que cumplir dos horas en detención después de clases, durante una semana.

Bufé, indignada. «¿Detención durante una semana? Joder, Dylan, ahora sí la liaste».

—¡Esto no es justo! —saltó la chica Preston, igual de indignada que yo—. Si tenemos que sufrir todos estos castigos, ¿por qué los demás que participaron no?

Buen punto, chica de primero.

—Señorita Charlotte...

—Charlie —lo corrigió, sonando irritada.

—Señorita Preston. —Patch sacudió un poco la cabeza antes de seguir—, porque yo soy el que dicto las reglas y no usted. Ahora, pueden irse a lavarse antes de que impregnen toda mi oficina con ese horrible olor que traen encima.

—Pero... —Ella intentó insistir.

—Ramón los estará esperando en la cafetería. Eso sería todo —la cortó.

The Senior Year (Secuela de She is one of the boys) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora