Capítulo 3

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Papá está sentado en su cama cuando entro a su habitación. Sonríe al verme. Traigo conmigo su cena: pasta de pollo y puré. Le platico mi día —todo menos la parte que incluye hacer un trabajo con Andrea— y le doy de comer. Trato de pasar más tiempo de calidad con él desde que voy a la Preparatoria, lo que también es bueno para Byron, porque eso le da tiempo para si mismo.

Papá no siempre fue así. Creo que eso es obvio, pero prefiero aclararlo (aunque yo no lo recuerde diferente a como es ahora) Él empezó a presentar síntomas de embolia cerebral cuando yo tenía siete años, hasta que una tarde lo trajeron a casa en una ambulancia y ya no pudo levantarse de la cama.

Al principio la casa estuvo llena de familiares y amigos que no me permitían acercarme a él... y que ayudaban... y que eran amables conmigo y con él. Ya saben, como ocurre cuando recién sucede algo malo. Pero con el tiempo todos se fueron. Mamá también se fue... y vino la abuela, pero fue como si ella no estuviera. Entonces de pronto papá y yo estábamos solos. La abuela murió y fue cuando Byron se mudó con nosotros.

Byron paga a un enfermero y a un fisioterapeuta para que visiten a papá con frecuencia, pero la mayor parte del tiempo lo cuido yo. Él se siente más cómodo cuando soy yo quien lo baña y lo alimenta... y lo consuela.
Leerle libros también ayuda. Su trastorno del habla nos impide tener una conversación normal, pero cuando le leo él no se siente obligado a conversar, y eso nos hace sentir cómodos. A él le gusta escuchar mi voz. Le he leído novelas de Charles Dickens, Alejandro Dumas, Stephen King, Rick Riordan... Su serie de libros favorita es El señor de los anillos. Me gusta verlo reír con mi imitación del Gollum (la cual únicamente verá él) También le leo poesía y noticias matutinas.
Y finalmente lo dejo solo cuando se duerme.
Y eso es todo.

Eso es todo.

Mamá nos abandonó hace cinco años. Conoció una amiga que le presentó a un amigo y rehízo su vida. Se deshizo de todo lo que estaba mal a su alrededor, todo lo que la ataba a un inválido, y se largo para formar una nueva familia. Una familia que no la avergonzara y que... Sí. Me molesta hablar de mamá. No voy a esconder eso. ¿Por qué he de hacerlo? No es justo para mí o para papá. Cada que pienso en mamá siento la necesidad de maldecir o golpear, pero puedo manejar la ira y el resentimiento si ella está lejos. A veces hablamos por teléfono, pero la verdad nunca sabemos qué decirnos. A ella la pone mal escuchar sobre papá y yo no tolero que me hable de su nueva familia. Así que es mejor evitar hablar.

En mi habitación enciendo el computador y reviso mis notificaciones de Facebook. Me considero asocial, pero me gusta interactuar en grupos de cinéfilos, gamers o comiqueros. Hoy no hay mucho que decir sobre eso, pero me doy cuenta de que la asignación de parejas de la clase de Español es tema de conversación. A mí me etiquetaron en dos conversaciones. Nada en especial llama mi atención hasta que leo el estado de Karla.

No han pasado 24hrs y la zorrade e-BITCH ya tiene carne fresca.

¿Carne fresca? Espero que no sea un eufemismo. Tiene respuestas. ¿Estarán hablando de mí? Diablos, quizá sí. Estoy tentado a ver. Y soy un morboso de mierda porque lo hago. La primera respuesta es de Fredo.

El vendedor de biblias visitará Sodoma y Gomorra JajajajajaXd

Si, están hablando de mí. "El vendedor de biblias", vaya, tendré que encontrar la manera de decirles que soy ateo.

Leo las demás respuestas:

Karla: Supiste lo de e-BITCH con Chris?

La mala reputación de Andrea Evich ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora