Audi

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En voz de Wrathly...

Estos fríos lengüetazos son la sensación que más amo en las mañanas. Se mueven rítmicamente de un lado a otro por mi rostro. Estiro mi mano e intento apartarla un poco, fallo en el intento. Amo con todo mi corazón a mi Golden Retriever, Peach.

De mis tres cachorros, ella es mi consentida. Nunca olvidaré cuando mi abuelo la colocó entre mis brazos. Fue su regalo por mi primer recital en la escuela, después de mucho esfuerzo, pude interpretar solo Las cuatro estaciones de Vivaldi.

Aunque con los años llegaron Ozzy y Zuchi. No hay punto de comparación, mi Peach es tan volátil y juguetona, la amo con locura. El colchón se hunde un poco cada vez que ella se mueve. Si llego a descuidarme, la muy graciosa se atreve a sobre mí como lo ha hecho en otras ocasiones.

—Quiero dormir un poco más, Peach —me quejo mientras ella empieza a ladrar.

Sé que desea que la saque de esta habitación, la he malcriado demasiado y como dice mi padre, es hora de que le ponga un freno. Coloco una de las almohadas sobre mi cabeza al escuchar que aumentan sus ladridos. Le ordenó que haga silencio y me deje tranquilo, aunque me ignora. Utiliza sus dientes para apartar las sábanas, ni siquiera me da tiempo de retenerlas.

—Veo que Peach se me adelanto. —La alegría de Akos por el trabajo de Peach al despertarme, me mosquea un poco—. Muy buen trabajo.

Peach salta de la cama, tal vez Akos tiene algo que ella desea.

—No me digas que se han confabulado en mi contra.

El ladrido de alegría de mi cachorra me confirma que Akos la premia con algo.

—Posiblemente —se ríe con intensidad—. Ahora levántese, holgazán, hoy es un día hermoso para salir. ¿No es así, Peach?

—¿Cuál es la diferencia? —Me siento y aparto mi pelo de mi cara—. Todos los días son iguales para mí.

No me gusta que las personas piensen que soy una persona amargada o pesimista en relación con mi ceguera. Lo que si me gustaría es que entendieran que para una persona que nació ciega, expresiones como: «El día está hermoso», «el cielo es azul», carecen de sentido.

¿Cómo puedo saber si el día es hermoso o feo? ¿Cuál es el estereotipo para calificar lo que es feo o bonito para una persona no vidente? O en relación con los colores, ni siquiera sé cómo es el color negro como muchas personas dicen que veo, cuando nunca en mi vida he visto los colores para saber qué color es ese o el blanco.

—La diferencia la haces tú, Aiden —responde Akos.

—Sabes que no me gusta que me llamen por mi segundo nombre. —Arrugo las cejas—. Suenas como mi madre o como Mady.

La habitación se queda en silencio. Esa es otra de las dificultades a las que siempre he tenido que lidiar: el no saber lo que acontece a mi alrededor. He aprendido a guiarme por lo que escucho. Sin embargo, ¿cómo le haces cuando todo está en calma, pero sabes que alguien está cerca?

Ser ciego no es fácil, en gran medida debes de aprender a confiar en lo que te dicen los demás, sin poder comprobar en algunos casos si es verdad o mentira.

—¡Dios me libre! —exclama, me saca de mis cavilaciones—. Aunque hablando de tu madre, ella ha llamado varias veces. No te quejes cuando aparezcan los KSK.

—Ya no soy un bebe, Akos. —Me rasco un poco los brazos—. Además, estoy contigo.

—Para tu madre, nunca dejarás de ser su bebé. Y ni creas que me vas a convencer de dejarte aquí encerrado. Te llevaré a un lugar que sé que te gustará.

Soldat Donde viven las historias. Descúbrelo ahora