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Apenas sus ojos se abrieron entró en pánico porque no sabía en donde estaba.

Los últimos recuerdos lúcidos que tenía en su mente eran de la pandilla de borrachos que lo atacó mientras iba camino a su casa. Apenas las escenas vividas hicieron presencia en sus pensamientos lo se sintió sucio, como si el tacto de aquellos asquerosos hombres lo hubiera infectado de alguna forma.

Trató de ignorar esos pensamientos porque debía resolver una incógnita mucho mayor. Alzó su vista mirando todo de reojo, definitivamente estaba recostado en el sofá negro de alguna casa. Ahora la pregunta que le faltaba responder era: ¿De quién?

Jimin colocó los pies sobre el suelo e intentó levantarse siendo detenido por un intenso dolor en su costilla derecha. Sin querer soltó un aullido por el malestar y rogó en su interior que no le hubiesen roto algo. Bajo su mano y palmeo la zona afectada consiguiendo otro gemido de angustia, probablamente si le habían roto algo durante la paliza.

Por segunda vez quiso ponerse de pie pero una voz a su espalda lo interrumpió.

– No trates de levantarte, debes descansar.

Jimin se giró lentamente hasta que vio a quien le pertenecían esas palabras. Un chico un poco más alto que el con cabello rubio platinado y tez ligeramente bronceada lo miraba fijamente desde un rincón de la habitación. Apenas lo vio no pudo evitar preguntarse por qué estaba en lo que parecía ser su casa.

Porque sí, Jimin lo conocía.

– Vuelve a sentarte –pidió el chico.

De todas las personas y todos los lugares que existían jamás se imaginó que terminaría acompañado de Kim Taehyung.

Mientras Jimin en la escuela era caracterizado por ser el marica de la clase Taehyung, por otro lado, era el chico popular con quien todos querían sentarse para almorzar. Todo el mundo lo respetaba a él y su grupo de amigos mientras que Jimin no hacía otra cosa que observarlos desde la distancia.

Así que ver que el estaba ahí después de que le dieran la paliza de su vida era confuso para Jimin.

– ¿Qué hago aquí? –pregunto suavemente.

– Tenías que estar en un lugar hasta que recuperaras la conciencia, no sabía donde quedaba tu casa así que vinimos aquí.

Jimin se sentía cohibido al darse cuenta que su ropa estaba rasgada y con manchas de tierra. Odiaba verse así, se sentía asqueroso. Siempre procuraba andar de forma impecable, rayaba en la obsesión de verse limpio. Quería llorar pero la mirada de Taehyung estaba sobre el así que intento contenerse.

– Quiero irme a mi casa –pidió bajito, necesitaba a su mamá.

– No puedes irte así, recuéstate y dame el número de tu casa para vengan por ti.

Jimin no tenía fuerzas para discutirle así que le dicto el número y Taehyung sonrió para dirigirse a otra habitación para llamar. Jimin se quedo solo en medio de la sala con solo sus pensamientos de compañía, lo que no era para nada bueno porque lo único que había allí eran los recuerdos del asalto que sufrió. Aprovechando que no había más personas ahí se permitió llorar un poco, sollozando por lo que le habían hecho. No sabía que hubiese sido de él si Taehyung no hubiese llegado a salvarlo.

En ese momento escucho el sonido de una puerta y pensó que Taehyung ya había llamado a su madre, pero no. Era la puerta de principal dejando que alguien entrara al lugar. Jimin dio un respingo del susto, no estaba listo para habla con más personas desconocidas así que rápidamente se recostó para hacerse el dormido mientras por el rabillo del ojo observaba al intruso.

Agridulce ◆ Kookmin ; 국민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora