Capítulo 39: "- ¡Al fin sé quien eres!"

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Golpes sordos. Puños y gritos. Algo que no creí ver en estos días. Brazos por aquí y por allá, sangre espesa fluyendo, maldiciones cortando el aire. Sophie llorando, maldiciendo y golpeando a Kyle por su espalda con sus inútiles puños cerrados.

Más golpes sordos se escuchan en la habitación provocandome cerrar mis ojos sin saber que hacer.
- ¿EN QUÉ PENSABAS MALDITO HIJO DE PUTA? - le grita Kyle a Sam mientras lo sostiene con una mano de su camisa y con la mano libre le propina fuertes golpes en el rostro.

¿Qué como llegamos aquí?
Bueno, les cuento.

Ésta madrugada.

- No le digan a Sophie. - ruega Sam una vez más. Yo estoy sin habla, de rodillas a su lado y sin saber que hacer.

Esto no puede estar pasando de nuevo. Apreto mis dientes con fuerza. De la frente de Sam se deslizan pequeñas gotitas de sudor. Aprieto su mano con fuerza y él ahoga un grito.

Su herida se abre aún más. Llevo mis dos manos hasta ella con la intensión de parar la hemorragia. Mis fríos dedos se llenan de este líquido espeso pero no me importa.
- Dios, no para. - murmura Annie a mi lado con voz cortada. Puedo notar el miedo y la confusión en su voz. Ella también lleva sus manos hasta la herida de Sam para ayudarme a parar el líquido que ya está llegando hasta su estómago.

- Es de Seeker. - habla Sam.
- Pero... cómo. - tartamudeo. Mis manos ahora son de un color negro plateado y el aire a nuestro alrededor huele a humo. Me estremezco.

A mi lado Annie destroza una parte de su camiseta para hacerle un torniquete en el brazo a Sam.

- Es vieja, de aquella noche en el almacén. - hace un mohín apretando sus dientes con fuerza. - No lo entiendo, ya había sanado, sólo se abrió y duele como el infierno.

Se forma un nudo en mi garganta, ya no soporto más dolor soy sólo un ser humano. Mi vida cada vez empeora, y mis amigos sufren por mi culpa.

Annie me pasa con dedos torpes el pedazo de camiseta. Lo tomo entre mis dedos y lo amarro en el hombro de Sam.

- Creo que no está funcionando. - mis palabras salen desesperadas, mis mejillas son un mar y mis brazos un terremoto.

De las orejas y nariz de Sam brota más líquido. Igual que Kyle aquella noche antes de caer en coma durante días.

Mierda.

- Oh, esto es malo. - dice Sam al notar la sangre extraña brotando de su nariz. Luego tose un poco salpicándonos de mas líquido proveniente de sus labios.

Annie retrocede y cae sobre su trasero.
El frío de la madrugada recorre mis huesos.

- Creo que me está pasando lo mismo que a Kyle. - agrega Sam.

Mi mundo se derrumba una vez más.
No, no, no, no.....

- Lo mismo que a mi hermano ¿de que demonios habla? - Annie me jala del brazo con rudeza. Sus ojos están totalmente abiertos y respira muy rápido. - ¡Contéstame! - habla desesperada.

- Él... él. - mi voz se pierde dentro de mí.
- Él cayó en un estado de coma inducido por la herida en su pecho que se volvió a abrir. - habla Sam por mí con voz pausada ojos cerrados y con su cabeza descansando en la pared. - Él ahora está bien. - suelta un pequeño gruñido. - Débil pero bien.

El rostro de Annie agarra color, pero Sam a nuestro lado pierde cada segundo.

El rostro de Sam está cada vez peor y su piel suelta calor extremo.
- ¡Ayudalo! - Annie me toma de los hombros y me zarandea con fuerza para que reaccione.

La Rosa Negra © #CA2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora