Capitulo 6

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—¿Fabi, que diablos ha sido eso? —Me pregunta Marizza sacándome de mis pensamientos.

—No lo se tía, pero este hombre me saca de mis casillas. No he podido aguantarme su prepotencia, ya me conoces, el que me tienta me encuentra.

—Sí Fabi, pero ahora la directora se te va a echar encima ¿es que no te has fijado cómo te miraba?

—Pues no, estaba demasiado ocupada hablando con el niñito de papá —contesto en plan borde, pero al segundo me arrepiento por pagar con ella lo que no debo.

—Bueno relajate leona, que yo no soy el tipazo de ojitos verdes al que deseas estrangular —dice mientras sonríe de oreja a oreja.

Asiento con la cabeza pidiéndole disculpas, sé que ella no tiene la culpa de nada, pero no he podido evitarlo, mi nivel de tolerancia esta bajo cero.

—Venga volvamos al trabajo anda, que aún nos queda un poco y estoy deseando de acabar la jornada de hoy—termina por decir Marizza,
y en verdad yo también estoy deseando irme y acabar este maldito día.

Nos damos media vuelta para irnos, pero cuando giro me estrello contra alguien que mas bien parece la muralla china. Pierdo el equilibrio y pego con el culo en el suelo.

—¡JODERRR! que daño me he hecho, pero quién demoni...

Alzo la vista y me quedo callada al fijar mi mirada en esas perfectas esmeraldas ¿Pero este tío que se ha propuesto, pasar la estancia haciéndome la vida imposible y meterse en mi camino o que?

Me froto el culo con ambas manos, ya que me ha dolido bastante el golpe al caer hacia atrás. Enseguida me levanto para poder encararlo, aunque no sirve de mucho dado que me saca mas de una cabeza, así que he de alzar la mía para poder mirarlo a la cara.

—Señorita debería ver por dónde va —dice, y ni siquiera se disculpa por atropellarme —la veo a su hora de salida. Le recuerdo que quedó en rememorarme la reunión, palabra por palabra —vale lo admito, este tío me esta empezando a hartar.

—Lo siento Señor Lawler, pero eso hoy no será posible debido a que tengo planes que no puedo retrasar, así que si no le importa deberá posponerlo para mañana —suelto con la mejor cara de póquer que puede existir.

Por dentro, los fuegos artificiales de la victoria explotan eufóricos: Fabi 1-Lawler 0. Apuntese esa en su ipad Lawler, pero como siempre... sólo tarda dos segundos en quitarme la alegría del cuerpo y cambiar el marcador.

—Sí, sí que me importa. Discúlpeme un segundo, y no se mueva de aquí — dice en un tono bastante serio, como enfadado diría yo. Pasa por delante de mí y se va en dirección a doña Agatha, de seguro ya la esta poniendo al tanto de todo lo ocurrido esta mañana.

Fijo mis vista en ellos a ver si puedo leer sus labios y descifrar de que hablan, pero sólo veo que doña Agatha me mira fijamente con el ceño fruncido. Se acabó, del despido ya no me saca nadie.

<<¡Ay virgencita! Ayúdame por una vez en tu vida, por favor>>

Tras dos eternos minutos hablando con ella, él da la vuelta y se dirige hacia a mí con la seguridad de un león que ya tiene asegurada a su presa.

—Todo solucionado señorita. Por lo que tengo entendido, su hora de salida es a las 16:00 p.m. ¿cierto? —yo solo asiento porque mi cabeza no da para más, ¿que se propone con esa preguntita? Esto no me esta gustando nada de nada.

—Bien, he hablado con doña Aghata, le ha dado permiso para que se reúna conmigo a las 15:30 p.m. Supongo que en media hora con la boca tan suelta que tiene, le dará mas que tiempo suficiente a rememorar mis mismas palabras.

—Pero, peroo... —es lo único que digo porque no me permite articular nada mas antes de cortarme de nuevo.

—Pero nada, a las 15:30 p.m. la quiero en la puerta de mi habitación. Le recuerdo que usted fue la que se ofreció a rememorarme la reunión. —Dice muy seguro de sí mismo, el muy arrogante —¡Ah! Por cierto, no me haga esperar, como ya le dije antes, apremio muchísimo la puntualidad. Que tenga un buen día, nos vemos en un rato señorita De la Rosa.

Dicho esto, vuelve a darse media vuelta y se marcha la mar tranquilo.

Vale, ahora sí que sí, que la fuerza me acompañe como en Star Wars. Juro que como este tío siga así, no creo que su madre lo vuelva a ver sino es en cachitos, porque lo trocearé y luego repartiré sus pedazos por toda la sierra para que se lo coman los bichos...

Fabi inspira, espira y vuelve al trabajo. Así por lo menos no pensarás en ese orangután de ojazos verdes que parece que se ha empeñado en hacerme la vida de cuadritos.

Sí tal vez estará enterrado en dinero, pero de vergüenza va bastante justito, ni siquiera fue para disculparse. Me llevo las manos al culo porque aún siento una pequeña punzada de dolor, casi que de seguro mañana me levantaré con el culo hecho un arcoiris de colores por el golpe que me he dado por culpa de ese mandril.

No te daré mis alas (RESUBIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora