Capítulo 46

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—Hace mucho no la veo.

Harry levantó su cabeza y miró a Anne que estaba sentada en el sofá tomando un café.

—¿Qué quieres decir?

—No sé —dijo ella—. ¿Crees que está bien?

El rizado lo pensó bien.

—No lo sé —dijo Harry levantándose de la silla para cerrar su libro de economía e ir hasta su madre—. Tampoco la veo a ella. Ni a ella, ni a su novia... o lo qu-

—¿Su novia? —preguntó su madre.

—Hhum —dijo Harry—, sí.

Bien. 

Hace dos semanas había pasado lo de Peggy. Es decir, los gritos y esas cosas.

Des habló con los padres de Peggy, y obviamente el padre de Peggy; Leonardo, reaccionó mal a lo que Des trató de decirle. Leonardo le dijo que para él era fácil tener un hijo gay, ya que, bueno Harry era "así". Peggy era una niña estudiosa y talentosa ya que tocaba el piano y el violín pero eso no tenía nada que ver... según Des, también él le dijo que Peggy era una niña talentosa y lo sabía pero que podía ser compresivo con ella. Ella era una buena chica. Y Que no fueran tan duros... podría hacerle demasiado mal.

Él dijo que Des no entendía y que, por favor, Harry se alejara de su hija.

Peggy no estaba en ese momento. Se había marchado hace dos días, luego volvió y volvieron a gritarle. 

Harry recuerda que eran las dos de la mañana, y la habitación de Peggy estaba pegada a la del rizado y sí, ella estaba llorando y le gritó a su mamá por qué no podía aceptarlo y ya. Ella le dijo que... no podía aunque quisiera. Sólo no lo entiende. Su padre entró luego, y le gritó que deje de ser así.

"Ella es bonita." le dijo esa vez. "Ella es buena conmigo. Me trata bien, ¿por qué eso está mal? ¿Por qué el hecho de quererla está mal, papá? La quiero, me quiere. ¿Cuál es la equivocación aquí?"

"Lo siento." le dijo su padre esa noche. "No voy a aceptarlo. Lo siento." 

Aquella noche escuchó los llantos de Peggy. En verdad le dolía y en serio que Harry se sintió tan mal por ella.

Y agradeció tanto que su mamá haya cambiado de parecer respecto a él y a Louis. Porque... por Dios; Louis era su todo. Y el pasar momentos con él todo el tiempo y compartir cosas con él que jamás había hecho con nadie era... era grandioso. En verdad lo amaba.

Y quería que Peggy fuera feliz también.

—¿Crees que estará bien? —preguntó Louis al otro día de esa noche.

—Espero que sí —dijo Harry—. ¿Te he contado que empezaré dentro de dos semanas la escuela?

—No... —dijo Louis y apagó la televisión para voltear a mirarlo—. ¿Estás de broma?

—No —negó con la cabeza—. Lo haré.

—Mi bebé está creciendo.

—No soy un bebé, Tomlinson —dijo Harry—. No lo soy.

—Sí, lo eres —dijo el castaño y se rió—. Pero debes tener cuidado. Pasaré a buscarte y todo. ¿De acuerdo?

—Eres peor que mamá —dijo Harry quitándole el control a Louis—. Peor que mamá.

—Sólo... —dijo él y suspiró—. Sólo estoy cuidando de ti.

El rizado antes de prender la televisión, giró a mirarlo otra vez.

LOU | Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora