Interview

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Camino por el pasillo con el corazón en las manos, mis rodillas tiemblan como gelatina. Me paro en seco, de seguir así no llegaré a la audición. Respiro rápido, cierro los ojos.

Mi corazón da un vuelco al sentir unas manos en mi espalda. No me di cuenta de que mi padre estaba detrás de mí; se inclina para susurrarme en el oído que todo saldrá bien. En respuesta, solo puedo sonreírle.

Antes de entrar, enderezo mi postura y miro por última vez a mis amigos. Lynn levanta sus pulgares. Luccas me lanza un beso como si fuera una reina de belleza. Niego con la cabeza y me río. Al entrar al salón, cinco personas sentadas detrás de una larga mesa llena de papeles que se intercambian entre sí, discuten en voz baja.

-Hola -digo nerviosa.

Me siento como si fuera Alex Owens, la protagonista de Flash Dance, en la escena en donde es recibida por los jueces y críticos de la academia de baile. Ellos siguen concentrados en su intercambio de papeles que ni se han percatado de mi presencia. ¿En qué lío me metió Lynn? Aparento limpiar mi garganta para llamar su atención.

- Soy Peach Hoop -añado.

-Sabemos quién es usted, señorita.

Un señor de unos sesenta años, con un corte de pelo estilo buzz medio canoso, ojos azules y mandíbula firme, es el que contestó. Es el más alto del grupo y eso que está sentado. Toma un papel entre los miles que tiene, lo revisa varias veces, lo sé porque sus pupilas se mueven con celeridad. Levanta su vista a través de sus lentes inclinados hacia delante y los endereza para darme una mirada de desaprobación.

-Cambie, por favor, esa mirada de temor. -Todos se ríen en complicidad-. Usted es Peach Marie Hoop. -Entrelaza sus manos antes de continuar-. Estoy impresionado con la elección de su nombre.

«¿Me lo habrá dicho en son de burla o me lo habrá dicho en son de sinceridad?».

-Impresioné a mis padres desde el principio -le contesto un poco jocosa-. Un nombre único para su niña especial.

-Pues espero que nos pase igual a nosotros. -Entrecierra los ojos-. No venimos desde tan lejos a debatir la elección de su nombre, señorita.

Mis manos comienzan a temblar por la intensidad de su mirada, me tomó varios segundos darme cuenta de que no respiraba. Me obligo a tragar, con esfuerzo, saliva para mojar mi garganta, este tipo es un iceberg.

-Mi nombre es Albert Bertolt Kauffmann. Soy el responsable de elegir en este circuito a la persona idónea para optar por la beca Perlman en todas las modalidades artísticas. Permítame presentarle a mis colaboradores: Anjhali Mulay, pianista de fama mundial que ha deleitado a miles de personas, inclusive hasta a la realeza. Junto a ella, Daisuke Kiyoko, bailarina de ballet nacional de Zúrich. A mi izquierda se encuentran la respetable dama, Iluminada Corsini, directora de la Real Academia de Música de Londres. Y, por último y no menos importante, sir Luke Lipowsi, uno de los músicos predilectos de su Alteza Serenísima, el Príncipe Juan Adán II, soberano de Liechtenstein.

Sudo en frío; me siento un poco intimidada por estas personas. Los saludo a todos con la mano, un poco tímida. Aunque mi mirada se queda clavada en Iluminada Corsini. Ella será mi directora cuando gane la beca.

-Si yo fuera usted, quitaría esa cara de asombro. -Arruga la frente-. Le sugiero que se enfoque en mí. Según las recomendaciones de su profesor Garret, es usted poseedora de una voz excelente, ¿está en lo cierto?

Con rapidez, alejo la mirada. Mis mejillas arden. Es un momento de incómodo silencio.

-¿Sabe usted a lo que vino?

Este señor no conoce que, para un simple mortal como yo, el estar cara a cara con nada más ni nada menos que con la directora de la academia de tus sueños, es algo emocionante e intimidante a la vez.

Soldat Donde viven las historias. Descúbrelo ahora