La vida en Asgard apestaba. Mi deber era ordenar y cuidar la biblioteca real. Que privilegio. Debía respirar todos los días ese ligero olor a sabiduría. Sin falta ni pretexto.
Lo bueno es que podía leer los libros todos el tiempo. Lo malo era soportar a los bárbaros que iban día con día a tomar libros. Amo mi trabajo. Odio mi trabajo.
Odiaba a los bárbaros, no mi trabajo.
Acomodo los libros, mientras leo títulos de la parte de arriba de la estantería. La escalera avanza conforme yo lo hago acomodando libros.
Escucho que alguien se aclara la garganta.
Volteo y ahí está. El príncipe Loki. Siempre venía con su madre ¿que hace aquí solo?
-Príncipe-musito, mientras sigo con mi trabajo de acomodar libros.
-Lady....-deja abierta la oración. Claro. No sabe mi nombre. Ruedo los ojos ligeramente.
-Gayle-murmuro, sin dejar de acomodar los libros.
-Bello nombre-dice con una sonrisa coqueta, y yo bajo de la escalera.
-Gracias. ¿En que puedo ayudarlo, alteza?-pregunto, tomando más libros de la mesa para seguir acomodando.
-Mi madre no ha venido hoy conmigo, como puede observar, mi Lady, y quería preguntar sobre algunos libros y un buen acompañante para mis estudios-dice. ¿Eso es una invitación?
-Bien, ¿que clase de libros está buscando, alteza?-cuestionó, mientras acomodo los libros. Yo me muevo y el también.
-Recomiéndame algo que no haya leído ya-dice con arrogancia. Y una sonrisa coqueta. Idiota.
-Midgard. He notado que usted no lee libros sobre Midgard, alteza-respondo, burlona, tomando uno de la estantería del frente, y dándoselo-. Es un lugar interesante. He leído todos los libros.
-Midgard. Bien. Lo intentaré-murmura. Asiento, tomando más libros, y entregándoselos.
-Vaya a leer, alteza, si tiene dudas, aquí estaré-le digo, siguiendo con mi trabajo.
Siento su mirada en mi, pero cada vez que volteo sus ojos regresan al libro entre sus manos. Extraño.
De vez en cuando me pregunta cosas como "¿de verdad así lo hacen en Midgard?" o "¿Mortales? Debe de ser un chiste". Siempre volteo para responderle de la forma más amable que encuentro. No sea que le responda mal y me maten o algo así.
-Su alteza, tengo que cerrar la biblioteca... y dormir-murmuro, cuando el sol se ha ocultado, sentándome en la mesa, frente a el.
-No. Gayle. Debo seguir leyendo-dice, negando, sin apartar su vista del libro. Es el mismo que ha leído todo el día. Eso es nuevo. Siempre lee dos o tres al día.
-No bromeo, alteza. Además su madre se enojara si falta a la cena de hoy-digo, levantándome, comenzando a ordenar los libros que había sacado para el príncipe de nuevo.
-Puede esperar. Apuesto a que todo estará bien si Thor asiste.
-Usted no puede faltar, señor-murmuro, tomando con delicadeza el libro de sus manos-.¿Acaso a usted le interesan las creencias de los midgardianos? Interesante- cierro el libro, poniéndolo en su lugar. El me mira mal, como era de esperarse.
