Capítulo 20

77.7K 13.4K 2.9K
                                    

—¿En dónde me deja a mí la muerte de papá?

—Él sabía que podía irse tranquilo al verte a cargo de tu vida.

—Pero no lo comprendo. ¿Por qué?

Estoy llorando sobre el hombro de Andrea. Ella me abraza mientras Byron intenta consolarme.

—Él no quería estar atado a ti —explica mi tío, colocando una mano sobre mi hombros—, y tampoco quería que te sintieras atado a él.

—¡Pero nunca fue así! —reclamo.

—Si lo fue, Oliver —Byron intenta mantenerse fuerte—. No te mientas a ti mismo... Yo sé que estabas dispuesto a entregarle tu vida, pero él, evidentemente, no lo quería así; y tú, en el fondo de tu corazón, tampoco.

Niego con la cabeza. —Hablas como si yo hubiera querido que...

Ni siquiera puedo decirlo.

—No seas tonto —me regaña—. Él fue quien lo quiso así. Yo sólo quiero que te quede claro que no eres culpable.

Y me siento aliviado de no sentirme culpable, pero también me siento culpable por sentirme aliviado. ¿Me explico?
Es... complicado.

Nadie además de Byron, Andrea y yo asistimos al funeral y sepelio de papá. No quise avisar.
Si a nadie le importó papá en vida, si nadie nos ayudó a Byron y a mí a cuidarlo, ¿por qué he de permitir que le "lloren" y vengan a decirme que lo sienten? Al diablo con todo ese espectáculo.

Hay mucho morbo en torno a la muerte de papá. Todos quieren saber cómo fue, a qué hora fue... qué sentí cuando lo vi.
¡Basta, gente!
Vecinos que nunca me visitan llevaron flores y postres a mi casa. Familiares que nunca me llaman están inundando con mensajes odiosos mi muro de Facebook, y además publican fotos de papá cuando, seamos francos, jamás lo visitaron o preguntaron qué tal le iba en su terapia.

¡Hipócritas!

Me siento como si... como si estuviera liberando ira cual Hulk.

Esto es como estar soñando. Porque todo, para bien o para mal, pasa... demasiado rápido. ¡Y necesito una pausa!
¡Mi Dios, estoy mirando al enterrador echar tierra sobre la caja donde está metido mi padre! ¿Esto realmente está pasando?

Hace poco papá estaba conmigo. Hoy ya no.. Aunque por otro lado mi mente me dice "Oliver, él no estaba contigo. Él se dejó morir hace mucho."

Hace mucho.

Adiós, hombre. Adiós, amigo. Adiós, papá... Descansa.

Necesito despertar de esta pesadilla.

Byron, Andrea y yo caminamos de regreso después de dar el último adiós a papá.
No tengo claro qué hacer a partir de ahora. ¿Qué sigue, de acuerdo al protocolo tras perder a una persona que amas?

—Hola, Magda —saluda Byron a un árbol.

Magda.

Me vuelvo y miro de Byron al árbol. Ahí está mamá, intentando esconderse.

—¿Mamá? —pregunto, sintiendo asco.

Andrea me mira confusa.

Mamá sale de su escondite y camina hacia nosotros. Viste un caro traje color negro y trae flores. ¿Qué finge al venir aquí?

—Pudieron haberme avisado -dice, herida.

¿Perdón? Intento reírme, pero no me sale.

—No pensé que te importara —suelto, a matar—. ¿Por qué habría de importarte?

La mala reputación de Andrea Evich ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora