Capítulo 5

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Elian

Ver a ese hijo de perra lastimando a Kasia hizo que mi furia se encendiera a más no poder.

—¿Estás bien? — pregunté cuando la había ayudado a levantarse del suelo.

—Elian — dijo sorprendida — si... yo estoy bien, gracias — me dio una hermosa sonrisa. Diablos, la recordabs tan bien, me encantaba.

—Te pido una disculpa, ese hijo de p... — corte, no debía de decir eso enfrente de ella — ese, no te debió de haber tratado así

—Oh, no, no te preocupes, tal vez fue por qué soy una desconocida, o por seguridad — se encogió de hombros tiernamente.

—Se que sonare grosero, pero ¿que estás haciendo aquí? — dije.

—Oh — dijo buscando en su bolso, sacó una tipo tarjeta y me la dio — me encontré esto en el centro comercial, así que quería devolverlo — era el carnet de conducir de Kyan.

—Que despistado — susurre — ¿quieres pasar? — señale la casa, que diga que si, que diga que si. ¿Que mierda estoy pensando?

—Uhmm, no se, es que... — la corte.

—Vamos — la tome de la mano, Dios, sentí miles de cosas raras en mi, ¿que me pasaba?

Los guardias abrieron el portón, mire fríamente al imbecil que había lastimado a Kasia, ya me encargaría de el después.

Kasia tenía una mirada de impresión, miraba hacia todos lados con incredulidad, eso me causaba ternura, ¿qué diablos? ¿Ternura? ¿Es enserio Elian?.

—Uhmm, es muy hermosa tu casa — dijo tímidamente.

—Gracias — no sabia que decir, estamos sentados en el sillón, me sentía un poco incómodo, diablos, no sabia que hacer, ella me ponía muy nervioso.

—Es tu madre — dijo de repente, la mire y estaba viendo el cuadro de mi madre.

—Así es — dije con media sonrisa. Ella me miró.

—Es muy hermosa — igual que tú.

—Era... — dije nostálgicamente.

—Disculpa, que imprudente fui — dijo apenada. Yo negué con la cabeza.

—No hay problema — me pare rápidamente — ¿te ofrezco algo de tomar? ¿Comer? — dije rascándome la parte de atrás de la nuca. ¿Por que estaba tan nervioso? Solo ella me ponía así.

—Agua, estaría bien, gracias — asentí, fui hacia la cocina, ahí estaba Heidy, junto con los demás empleados.

—Un vaso de agua, rápido — dije frío.

Ella rápidamente me lo dio y salí de ahí para encontrarme con Kasia sonriendo mientras acariciaba a Dinamo nuestro gran perro raza pitbull, era negro, con una mancha blanca en el pecho y frente, me sorprendió que él estuviera tan tranquilo con ella, el siempre atacaba a los desconocidos, por algo era un perro de pelea, protegía muy bien la casa.

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