12.-Idiota

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Le había dolido, las palabras de Samuel, había significado el peor de los insultos para Andrea, y no tanto por las palabras que le había dicho, sino por la forma en la que lo dijo, tan lleno de odio y decepción, sin embargo no le iba a dar el gusto de que la viera mal, por eso aunque en realidad quería ponerse a llorar en ese momento, lo mejor que pudo hacer fue esbozar una sonrisa.

Por otra parte Samuel también estaba mal, le molestaba e indignaba que Andrea pensara que él la quería solo para ganarle a su primo, cuando era todo lo contrario, la quería a su lado porque la amaba, no porque la quisiera solo por egoísmo. Ella lo había llamado miserable y engreído, no tenia idea de lo que decía, si en verdad el fuera un miserable en ese momento no le estuviera proponiendo tal cosa, se hubiera casado con otra y dejarlos en la calle tanto a su primo como a ella, pero no, ahí estaba sintiéndose el hombre más feliz del mundo porque ella acepto su propuesta, que se le iba hacer cuando estaba completamente enamorado de ella.

Andrea: Estoy esperando tu respuesta Samuel.

Samuel: No pudiste haber tomado una mejor decisión, ahora si no tienes nada más de que hablar, doy por terminada esta platica.-dijo y se dirigió a la salida.

Andrea: ¿Qué?-pregunto indignada y comenzó a seguirlo.- ¡Te dije que aceptaba casarme contigo y tú solo me respondes eso!?

Samuel: Ya te dije que tengo un compromiso.

Andrea: ¡Y yo te dije que tengo condiciones y quiero que las hablemos ahora!-grito tomándolo del brazo y este se volteo mirándola con fastidio.

Samuel: ¿Qué condiciones? Seguro será más dinero o me equivoco?

Andrea: No pero...

Samuel: Ves, no es importante, lo podemos arreglar después.-dijo y subió al auto.

Andrea: ¡No me puedes dejar así! Además quiero que me expliques bien en que consiste todo! Tu solo me dijiste que me querías hacer un hijo y eso no es suficiente!-grito mientras pasaba una empleada y la miro sorprendida.-Oh diablos.-susurro y Samuel esbozo una sonrisa.-Samuel baja de ese maldito auto en este momento.

Samuel: No quiero, ya te dije que tengo una cita.-dijo prendiendo el motor.

Andrea: ¡Que te bajes!

Samuel: Karen me está esperando.

Andrea: ¡¿Me estás diciendo que Karen es más importante que yo?!

Samuel: En este momento sí y entiende de una vez que no siempre logras salirte con la tuya Andrea.-dijo y comenzó a manejar sin importar lo que Andrea dijera.

Andrea: Desgraciado.-susurro mientras veía como Samuel se iba.-Fidelidad absoluta, esa será otra de mis condiciones, no permitiré que mientras estés conmigo te enredes con otras...

Samuel estaciono su auto frente a la casa de Karen, y toco la puerta esperando a que alguien le abriera, hasta que por fin la puerta se abrió, saliendo por ella Karen, quien tenía unos vaqueros y una blusa de tirantes, con un escote poco discreto, que a pesar de que no fue su intensión Samuel miro directamente a ese punto.

Karen: Ya estoy lista, ¿Cómo me veo?

Samuel: Muy cómoda para ser un paseo al pueblo, creo que tu atuendo está perfecto.-dijo sonriendo.-¿Y el mío que tal? Crees que es adecuado?

Karen: Si, aunque... ¿no tienes calor? Podrías haber traído una camiseta.

Samuel: En realidad yo tengo un poco de frio.

Karen: Bueno, creo que nos podemos ir, y perdón por no haber salido rápido pero, como te tardaste pensé que no llegarías.-dijo y Samuel sonrió.

Samuel: No te preocupes y discúlpame este...digamos que me surgió un problema.

Karen: ¿Difícil?

Samuel: Bastante, pero creo que ya se cómo manejarlo, no es tan difícil una vez que te acostumbras.-dijo sonriendo y le abrió la puerta para que se metiera, para después meterse él.-Ahora si, a donde me llevara la señorita?

Karen: ¿Sabes? Te parece buena idea que intercambiemos de lugar? Creo que es mejor que yo conduzca.

Samuel: ¿Sabes conducir?

Karen: Claro.

Samuel: Bueno, entonces dejo mi vida en tus manos.-dijo saliendo del auto y Karen comenzó a reír.

Karen: Ya verás que quedaras muy sorprendido, después de que te enseñe el pueblo, no querrás irte ni en sueños.

Samuel: Entonces guíeme señorita.-dijo sonriendo y Karen comenzó a manejar...

Andrea estaba en las caballerizas esperando a que Paul llegara, tenía que hablar con él y decirle que no se casarían, pero aunque pensó que era fácil, mientras más pasaban los minutos más difícil era para ella, a pesar de todo Paul era bueno con ella y la hacía sentir muy bien. No quería hacerle daño, pero no lo amaba y su punto a favor es saber que él tampoco la amaba a ella.

Paul: Hola preciosa.-dijo llegando a donde estaba ella y sin más la beso.

Andrea: Paul...-dijo separándolo.-Espera.

Paul: ¿Qué pasa?

Andrea: Como te dije por teléfono, tenemos que hablar, para ti esto será difícil y créeme que para mí también lo será, pero creo que entre más rápido te lo diga será mucho mejor.

Paul: ¿De qué hablas?-pregunto serio mientras miraba como Andrea se quitaba el anillo de la mano.-¿Qué haces?

Andrea: Lo lamento Paul, pero no me puedo casar contigo. Y no es porque me haya dado cuenta que no te amo, ya que nunca te amé y lo sabes. Sino porque me di cuenta que esto no nos llevara a nada bueno.

Paul: Esto es por Samuel ¿verdad? Te vieron entrando con él a un hotel.-dijo y Andrea cerró los ojos avergonzada.

Andrea: No, no es por él, y te juro que no me acosté con Samuel. Mira...-comenzó a hablar pero Paul golpeo uno de los costales de alfalfa que estaba al lado.-Paul, escúchame y cálmate, no ganas nada con ponerte histérico, se que esto no te duele.

Paul: No! ¡No me duele porque tampoco estaba enamorado de ti, y como podría estarlo si eres la mujer más fría que he conocido en toda mi vida, solo sobresale tu inteligencia, pero eso se opaca con tu actitud infantil y tu arrogancia.

Andrea: Yo no soy un infantil y nada ganas con insultarme, solo demuestras que eres más cobarde y más niño de lo que creí. Y no eres capaz de resolver una situación difícil.

Paul: No soy un niño, y sabes, a pesar de todo no me sorprende esta situación, sabía que eras una zorra traicionera.

Andrea: ¡No te voy a permitir que te expreses así de mí!

Paul: Es la verdad, por eso ni Samuel te quiso. Fuiste muy fácil para él, así como lo fuiste para mí...-dijo antes de que el puño de Andrea se estrellara contra su cara haciéndolo caer al suelo.

Andrea: ¡Idiota!-grito al tiempo que cerraba y abría su mano sintiendo un poco de dolor...

CAMINOS UNIDOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora