...Ahora y Siempre...

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Takano Masamune se enderezó. Tiró de su corbata quedando perfectamente recta. Se aseguró de que no hubiera signos de arrugas en su bata blanca y se aseguró de que tuviera la mejor y más fresca cara que pudiera hacer.

El largo pasillo era luminoso. Personas con diferentes problemas y papeles caminaban en todas direcciones. La vida de ritmo rápido, las enfermedades misteriosas y el dolor, eran la imagen regular del hospital en el que trabaja.

Cada vez que toma su ruta habitual desde su oficina a las habitaciones en el Ala Este del Hospital Todai, siempre se ha hecho la misma pregunta en su mente. Una pregunta hecha tan a menudo por muchos, y sin una respuesta definida.

Takano se estremeció al sentir la fría manija de la puerta mientras su mano comenzaba a abrirla. Esa fría sensación era suficiente para enviar escalofríos por su espina dorsal.

Cuando abrió lentamente la puerta de la habitación donde estaba una persona muy especial, la pregunta resonó en sus oídos aún más, llenando su cerebro y todo su ser.

"¿De quién hay que compadecerse?"—. Takano pensó. —"¿Del que se va? ¿O del que se queda atrás?"

Los ojos verdes que estaban ocupados leyendo una novela se lanzaron al sonido de la apertura de la puerta. Parecío feliz por unos milisegundos, pero volvió a su rostro molesto que siempre parecía gustarle a Takano.

—Hola... ¿cómo estás?—. Takano preguntó, tirando de una silla a donde estaba la cama del joven y se sentó con elegancia.

El joven en la cama era dos años más joven que él. Él solía tener el cabello muy castaño claro con un par de hermosos ojos esmeralda. Esa combinación, nunca dejó de sorprender a Takano. Desde que el paciente llegó al hospital, hace tres años, fue sólo este castaño lo que hizo que su residencia en el hospital valiera la pena.

—Oi... no finjas como si no me hubieras oído. Oi... Ritsu...—.

¿Cómo puede Takano Masamune, un hombre y médico, enamorarse de otro varón? ¿Cómo podía enamorarse de su propio paciente? ¿No había algo más estúpido que eso? ¿Caer por alguien que sabía, tenía sus días contados?

—Estoy muy bien—. El castaño finalmente respondió volteando otra página. —Mamá y papá vinieron a visitarme hace un tiempo y An-chan trajo nuevas novelas para mí—.

Takano sonrió débilmente. Había estado observando con gran cuidado al joven que estaba luchando contra un tumor cerebral durante tres años. Había estado allí cuando el joven estuvo gritando de dolor por las quimioterapias. Había estado allí cuando el joven comenzó a perder su hermoso cabello castaño. Por eso, su paciente, su Onodera Ritsu, ahora sólo llevaba cabello artificial. Sin embargo, Ritsu seguía siendo la bella persona que Takano siempre amará. Ningún cambio físico podría cambiar eso.

—¿De Verdad? ¿Y ese libro? ¿De que trata?... pareces bastante absorto en ello—.

Ritsu sonrió y volteó a otra página.

—Es bueno. Se trata de un perro que se convirtió en la fortaleza del propietario cuando su esposa se suicidó—.

El médico parpadeó un par de veces. Mientras se tragaba el doloroso palpitar en su garganta, su entrecejo se arrugaba y, por más que los detuviera, sus ojos comenzaron a arder.

—Ya veo... qué gran vínculo es entonces—. Takano tomó el libro de las manos del joven con la pretensión de mirarlo por sí mismo. Honestamente, él sólo trató de darle la vuelta apropiadamente, porque Ritsu había estado sosteniendo el libro al revés todo el tiempo.

En todo caso, Onodera Ritsu nunca quiso sentirse diferente. Pero el principal efecto secundario de su creciente tumor cerebral, era que a pesar de todos los tratamientos de cura que los médicos expertos hicieron, fue perdiendo su sentido de la vista poco a poco.

Ahora y Siempre - Takano x Ritsu (OneShot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora