Capítulo 21 🌙

276K 26.2K 13.1K
                                    

Arianne

Las autoridades no indagan mucho en el asunto. Según ellos, mi madre murió a causa de un paro cardíaco y estuve de acuerdo en que cierren los expedientes. Ningún humano creería si les contara mis experiencias excepto los Warren si estuvieran vivos. Ellos me ayudarían a resolver las pesadillas demoniacas.

Asher dijo que no me preocupara de nada porque alguien se hizo responsable de todos los gastos relacionados a la funeraria. No hay velorios, ni rezos en la iglesia. Decidimos sepultarla en un cementerio ubicado en Chicago. No veo a ningún familiar cerca, lo cual no me sorprende. Siempre fuimos mamá, Theo y yo.

Los tres contra el mundo.

Mi vestido negro ajustado se aferra a mi cuerpo y sostengo una rosa blanca entre mis dedos. Me gustaría dar un discurso, pero ninguna palabra será suficiente para expresar como me siento. La tumba de mamá será la mejor de todas en este cementerio, hecho con mármol y rodeada de flores.

No aparto mis ojos del nublado y lamentable cielo gris. ¿Es feliz dónde sea que se encuentre? Ya no más voces que la atormentan o esa culpa que no le permitió avanzar. Espero que esté bien. Me costó lágrimas y llantos interminables hacer las paces con ella. Su prioridad siempre fue protegerme.

«Estamos aquí, bonita. Somos tu familia ahora».

Mis ojos se posan en cada uno de los hermanos Karlsson y asienten afirmando lo que dice Asher. Al lado de ellos me siento fuerte y protegida.

—Gracias —susurro.

Cuando los hombres terminan de echar tierra, leo la lápida.

Aimeé Lane. 1974/2021

Buena madre y consejera. Siempre en nuestros corazones.

No estoy segura si esa fecha de nacimiento es correcta, pero eso decía sus documentos. Mamá era mucho más vieja. Mis labios tiemblan cuando pienso en ella. Deberíamos estar en casa viendo televisión, comiendo las pizzas que tanto ama y deleitándonos con las canciones de Elvis Presley.

Quiero a mamá.

Hay un profundo dolor dentro de mi pecho que me hace querer arrancar mi corazón para no volver a sentir. Un nuevo propósito me espera en este complicado viaje que se llama vida.

Mataré a Abigail Sanders.

Iré por ella y la haré pagar con creces el daño que le causó a su propia familia.

El sonido de unos costosos zapatos caros contra la tierra húmeda me hace levantar lentamente la mirada hacia un rostro familiar que he visto en fotografías polaroid. Tiene un traje de dos piezas, el cabello oscuro revuelto, barba incipiente y unos fríos ojos azules que no demuestran ni un gramo de compasión.

Es él.

Mi padre está aquí.

—Lamento mucho conocerte en estas circunstancias —Su voz es apática, carente de emociones —. No es el encuentro que hubiera planeado, pero me gustaría presentarme como se debe. Soy Josh Laroux...

—Mi padre —Termino, casi escupiendo las palabras —. Por favor, ahórrame las presentaciones ridículas.

Una sola ceja es enarcada como respuesta mientras el silencio persiste en un incómodo ambiente. Los hermanos Karlsson observan el debate, curiosos de mi reacción. Soy una criatura herida y morderé a este desconocido si se atreve a acercarse.

—Podemos hablar cuando estés lista —dice Josh con lentitud —. Fue un error venir. Lo siento.

Estoy luchando desesperadamente para no romperme y llorar como una niña estúpida resentida con su padre. Tomo un aliento e intento forzarme a hablar, pero no puedo. Él no es lo que yo esperaba. Me mira como si fuera una extraña más. No hay calidez en sus ojos. Nada.

Dulce Maldad [En Librerías]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora