Capítulo 25 🌙

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Asher

Diez horas sin Arianne.

Diez jodidas horas de angustia sin poder escucharla ni lograr encontrar una mínima pista que me lleve a ella. Si estos imbéciles no me dicen dónde diablos está, no me importará quemar la iglesia y desatar un infierno.

Es el miedo que me impulsa a actuar sin medir las consecuencias. Es la ira quién toma control de mi cuerpo y la impaciencia nubla mi capacidad de pensar con razonamiento. Imaginar a Arianne sufriendo en manos de ese monstruo me pone enfermo. Necesito tenerla en mis brazos y no soltarla nunca más.

Necesito protegerla.

Necesito abrazarla y prometerle que nada ni nadie volverá a separarnos.

La necesito.

—Respira —dice Ashton al notar el color en mis ojos. Cambian a amarillos cuando me enfurezco, mi lobo gruñe por las ansias de salir —. No mates a nadie en público.

Aprieto la mandíbula.

—No prometo nada.

—Esto será muy divertido —Se ríe Andrew.

La iglesia Inmaculada es una vieja arquitectura probablemente fundada en el siglo pasado. Luce impecable con la cruz en la punta del techo y estatuas de ángeles como decoración. Está llevándose a cabo una congregación mientras ingresan varias personas con aspectos de hippies.

—Me pregunto qué harán ahora —murmura Andrew a medida que avanzamos —. Sospecharán si nos ven entrar.

—Vamos a mezclarnos con los demás —digo, mirando el entorno —. Hay muchas personas.

Una sonrisa crece en la boca de Axel.

—¿Crees que será muy fácil mezclarnos? Solo míranos —señala nuestros cuerpos —. Somos guapos y no lucimos como si un elefante hubiera hecho popó sobre nosotros.

Niego con la cabeza y nos acercamos a la acera dónde hay más personas acumulándose. La zona podría parecer una iglesia normal dónde veneran a su dios. Nadie creería que reclutan a personas que sirven como sacrificios a un demonio.

El guión es digno de una película de terror.

Sentiría pena por ellos si no hubieran secuestrado a Arianne. Trataría de abrirles los ojos, pero están demasiados ciegos por la fe que profesan. No escuchan a nadie que les cuestiona sus actitudes deplorables. El supremo tiene un poder inquebrantable sobre ellos.

—¿Adoran a un dios que supuestamente hace milagros? —cuestiona Axel.

—El único dios capaz de hacer milagros es mi pene —responde Andrew.

La expresión de Ashton es seria, dura y aburrida. Reprende a mis hermanos que continúan con sus bromas estúpidas. No es momento.

—Es un asunto importante —mascullo —. Compórtense o váyanse a la mierda.

Andrew me codea.

—Tranquilo, alguien tiene que ponerle humor a la situación.

Mi mandíbula se contrae.

—¿Te parece que estoy de humor, Andrew?

—Cierren la boca todos —Ashton nos empuja a la entrada —. Arianne sigue secuestrada y ustedes pelean como niños. Maduren de una vez.

Niego con la cabeza e ingresamos a pesar de las miradas sorprendidas que nos dirigen. Sí, llamamos la atención. Debimos usar las sábanas viejas del hotel para imitar las ropas feas que usan, pero lo bueno es que leí ninguna advertencia sobre que aquí tienen códigos de vestimenta.

Dulce Maldad [En Librerías]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora