33- Es muy lindo ver el amanecer.

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Me despierto sobresaltada.

Estoy toda sudada. Me destapo y recojo mi pelo de alguna forma en un moño. El corazón me late muy rápido, siento como si fuera a explotar en cualquier momento.

Me paro rápidamente y salgo de mi habitación. No se cómo llegue a la de Austin sin tropezar o caerme, porque puedo jurar que no me siento capaz ni de caminar como acostumbro. Abro la puerta sin siquiera tocar porque esto es urgente y no creo que se despierte con un simple golpe en su puerta.

Llego hasta el y lo sacudo, no encuentro otra forma de que se levante de inmediato.

-Sam, ¿Que sucedió? ¿Estas bien? -me pregunta con voz ronca que se debe a que hace tan solo segundos estaba durmiendo, sentándose en la cama a pesar de que a penas abre los ojos.

-No. -le digo para luego sentarme a su lado y abrazarlo.

-Tranquila, dime qué sucede. -dice correspondiendo mi abrazo lentamente, con una confusión que se nota a simple vista. Lo único que puedo hacer es esconderme en medio del abrazo.

-Sam, por favor, no entiendo que sucede. - insiste y comienzo a llorar.

-Tranquila, recuerda el consejo de mi madre. - me dice y apoya su cabeza sobre la mía.

Sinceramente no sé cuánto tiempo estuvimos así, yo llorando escondida y el abrazándome.

-Austin.. -digo con la voz entrecortada por el llanto.

-Dime..

-Sentía como si estuviera muriendo. -confieso obteniendo de su parte un suspiro. A continuación se separa y con sus ojos busca los míos.

-¿Ahora estás mejor? -inquiere.

-Si, pero aún tengo miedo. -digo mirándolo. Me siento como una niña pequeña bajo su mirada, pero no es una mirada como si me estuviera regañando o algo por el estilo, es protectora.

-¿Que quieres hacer ahora? ¿Necesitas algo? ¿Quieres llamar a tu madre? -me pregunta.

Por eso vine aquí, mi madre está en Miami por el fin de semana. Fue a hacer algunas cosas en la empresa.

-No, a mi madre no la molestaré. Quiero saber la hora. -pido.

-5:30. -responde luego de revisarla en su celular que se encontraba en la mesa de luz. -Ven. -dice tomándome del brazo. Me lleva por toda la casa hasta llegar al patio.

-¿Que quieres hacer en el patio? -le  pregunto ahora siendo yo quien no entiende nada.

-Ver el amanecer. -habla para despejar mis dudas y se encoje de hombros. -Solo necesito que me prometas algo. -pide.

-¿Que necesitas?

-Mientras lo miras me explicas lo que te pasó. -se sienta en el césped.

-Esta bien. -le digo imitando su acción.- Me desperté sintiendo como si me faltara el aire. No podía respirar y estaba toda sudada. Creí que moriría en ese momento. -suelto pero aún siento el nudo en mi garganta.

-Pero, antes de eso, ¿Tuviste alguna pesadilla? -me pregunta.

-No.

-¿Segura?

-Si. No tuve ninguna pesadilla, ni siquiera soñé algo.

-Que extraño. -me dice y se queda callado un momento, como si estuviera pensando en algo. -Mas tarde iremos al médico. Algo debe estar pasándote.

-No, Austin por favor, no. -le suplico.

-¿Por que no quieres ir al médico?

-Porque no me gusta ir. -le digo y miro a otro lado.

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