Me despierto sobresaltada.
Estoy toda sudada. Me destapo y recojo mi pelo de alguna forma en un moño. El corazón me late muy rápido, siento como si fuera a explotar en cualquier momento.
Me paro rápidamente y salgo de mi habitación. No se cómo llegue a la de Austin sin tropezar o caerme, porque puedo jurar que no me siento capaz ni de caminar como acostumbro. Abro la puerta sin siquiera tocar porque esto es urgente y no creo que se despierte con un simple golpe en su puerta.
Llego hasta el y lo sacudo, no encuentro otra forma de que se levante de inmediato.
-Sam, ¿Que sucedió? ¿Estas bien? -me pregunta con voz ronca que se debe a que hace tan solo segundos estaba durmiendo, sentándose en la cama a pesar de que a penas abre los ojos.
-No. -le digo para luego sentarme a su lado y abrazarlo.
-Tranquila, dime qué sucede. -dice correspondiendo mi abrazo lentamente, con una confusión que se nota a simple vista. Lo único que puedo hacer es esconderme en medio del abrazo.
-Sam, por favor, no entiendo que sucede. - insiste y comienzo a llorar.
-Tranquila, recuerda el consejo de mi madre. - me dice y apoya su cabeza sobre la mía.
Sinceramente no sé cuánto tiempo estuvimos así, yo llorando escondida y el abrazándome.
-Austin.. -digo con la voz entrecortada por el llanto.
-Dime..
-Sentía como si estuviera muriendo. -confieso obteniendo de su parte un suspiro. A continuación se separa y con sus ojos busca los míos.
-¿Ahora estás mejor? -inquiere.
-Si, pero aún tengo miedo. -digo mirándolo. Me siento como una niña pequeña bajo su mirada, pero no es una mirada como si me estuviera regañando o algo por el estilo, es protectora.
-¿Que quieres hacer ahora? ¿Necesitas algo? ¿Quieres llamar a tu madre? -me pregunta.
Por eso vine aquí, mi madre está en Miami por el fin de semana. Fue a hacer algunas cosas en la empresa.
-No, a mi madre no la molestaré. Quiero saber la hora. -pido.
-5:30. -responde luego de revisarla en su celular que se encontraba en la mesa de luz. -Ven. -dice tomándome del brazo. Me lleva por toda la casa hasta llegar al patio.
-¿Que quieres hacer en el patio? -le pregunto ahora siendo yo quien no entiende nada.
-Ver el amanecer. -habla para despejar mis dudas y se encoje de hombros. -Solo necesito que me prometas algo. -pide.
-¿Que necesitas?
-Mientras lo miras me explicas lo que te pasó. -se sienta en el césped.
-Esta bien. -le digo imitando su acción.- Me desperté sintiendo como si me faltara el aire. No podía respirar y estaba toda sudada. Creí que moriría en ese momento. -suelto pero aún siento el nudo en mi garganta.
-Pero, antes de eso, ¿Tuviste alguna pesadilla? -me pregunta.
-No.
-¿Segura?
-Si. No tuve ninguna pesadilla, ni siquiera soñé algo.
-Que extraño. -me dice y se queda callado un momento, como si estuviera pensando en algo. -Mas tarde iremos al médico. Algo debe estar pasándote.
-No, Austin por favor, no. -le suplico.
-¿Por que no quieres ir al médico?
-Porque no me gusta ir. -le digo y miro a otro lado.
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Teen Fiction-Sam, ven aquí. Austin ya llegó. Desde ahí, todo cambió. Tengo mi grupo de amigos de toda la vida, ¿Entendieron eso, no?, MI grupo de amigos. Oh, olvidé mencionar que puedo llegar a ser un poco, tan solo un poco, celosa. Bueno, volviendo a lo que...