Capítulo 14: Cita parte 1

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Ya había pasado una semana desde año nuevo y las presentaciones habían terminado y se podían permitir algún descanso. Pronto comenzarían los ensayos para el próximo comeback y para su primer tour. Todas estaban emocionadas por sus conciertos y querían que fueran especiales para todos los onces que fuesen a verlas. Esta perspectiva animaba a Mina y a Nayeon. El ambiente entre todas se había relajado pero Nayeon no le dirigía la palabra a Mina.

Tzuyu, Chaeyoung Nayeon y Jeongyeon estaban sacándose fotos con algunos fans que las habían reconocido en el centro comercial mientras que estaban de compras. Tzuyu y Chaeyoung había pedido ayuda a las dos mayores de Twice para comprarse algo de ropa. Ambas se habían quedado sorprendidas porque las menores las hubiese pedido ayuda para vestirse, pero accedieron de todas maneras.

El resto de las chicas se encontraban en la casa organizando todo para la cita de Mina y Nayeon. Tzuyu, Chaeyoung y Dahyun ya conocían el motivo por el que la mayor te Twice se había enfadado con la japonesa y ellas también se enfadaron un poco al principio con Mina, pero terminaron ayudándola con su plan para que Nayeon la perdonase.

– Controlad que la bebida no esté muy fría – ordenó Jihyo a Sana y Mina. – Ya sabéis lo delicada que es la garganta de Nayeon unnie.
Jihyo no había podido negarse cuando Tzuyu le había pedido que les ayudase a organizar todo. Sentía como si estivera faltando a Nayeon, pero en el fondo sabía que estaba haciendo lo correcto.
Fue un alivio cuando la mayor decidió contar a todo Twice que era homosexual, ya no tenía nada que ocultar a Tzuyu y sentía que se había quitado un peso de encima.
– Creo que ya no queda nada – informó Momo.
– Pues llama a Chae o a Tzuyu para que las traigan – pidió Sana.
Momo asintió y comenzó a marcar el número de Chaeyoung.

Chaeyoung recibió el mensaje y se llevó una mano a la cabeza fingiendo dolor.
-–¿Qué te ocurre Chaeyoung unnie? – preguntó Tzuyu con fingida preocupación.
Nayeon y Jeongyeon miraron a las dos maknaes y se acercaron a ellas para saber que estaba ocurriendo.
– Chaeyoung unnie no se encuentra bien, será mejor que volvamos a casa – dijo Tzuyu.
– Sí – afirmó Nayeon. – Tzuyu acompaña a casa a Chaeyoung, nosotras seguiremos mirando tiendas.
La mayor agarró el brazo de la rubia intentando llevársela de allí.
– ¿Por qué no te acompaña mejor Tzuyu? - propuso Jeongyeon. – Estoy algo cansada.
Mientras que las dos amigas discutían, Chaeyoung y Tzuyu se miraban preocupadas. Debían hacer que Nayeon volviera a casa, no Jeongyeon.
– Está bien – terminó accediendo Nayeon de mala gana.
La rubia sonrió contenta y se despidió rápidamente de la más pequeña y de la más mayor. Chaeyoung miró preocupada a la china mientras que era arrastrada por Jeongyeon a la salida del centro comercial.
– ¡Por fin libertad! – exclamó la hermana no divertida mayor sonriente.
Chaeyoung cogió su móvil disimuladamente para mandar un mensaje a Mina, pero Jeongyeon se giró y la miró extrañada.
– Estaba hablando con una amiga – se excusó.
No mentía, Mina era su amiga.
Jeongyeon agarró la mano de la contraria y comenzaron a caminar hacia su dormitorio para que la menor de ellas pudiera descansar.
Estaba nerviosa, pues todo el plan se podría ir a traste por su culpa. Cuando llegasen al piso Jeongyeon se enteraría de todo y lo arruinaría, y encima no podía advertirles a sus amigas puesto que la mayor se enteraría si lo hiciera.

Tzuyu y Nayeon se sentaron a tomar un café en una lujosa cafetería. Había sido a petición de la maknae, estaba cansada de ver tanta ropa y de andar de un lado para otro recorriendo tiendas y más tiendas, en esos momentos no le encontraba lo divertido a ir de compras, y menos con Nayeon.
– Si quieres podemos ir a casa – propuso de repente la mayor.
Tzuyu la miró sorprendida, ella creía que Nayeon querría seguir mirando tiendas.
– ¿Te aburres?
– No – negó la mayor y sonrió – pero es muy evidente que tú sí.
Tzuyu bajó la mirada avergonzada. ¿Tan evidente había sido?
– Gracias – dijo Nayeon y le besó la mejilla.
Se llevó la mano a la mejilla y miró sorprendida a su unnie. ¿Por qué había hecho aquello? Ella sabía que a Tzuyu no le gustaban los besos.
– Ha sido un bonito detalle por tu parte la de Chae y la de Jeong invitarme a salir de tiendas. Últimamente el ambiente ha estado un poco tenso en el grupo.
– Sobre todo desde tu pelea con Mina – soltó Tzuyu sin pensar.
Nayeon frunció las cejas en señal de que eso le había dolido. La china se llevó las manos a su boca lamentando su torpeza.
– Lo siento unnie – se disculpó rápidamente.
La coreana la contempló con tristeza, para ella Tzuyu era como su hermana pequeña, a quien debía proteger, como a todas, incluso a Mina, pues ella era la más mayor.

...

De pronto el móvil de Chaeyoung sonó haciendo que su dueña se sobresaltase. ¿Quién podía ser? Descolgó el teléfono para averiguarlo.
– ¿Cómo vais? – preguntó ansiosa la voz que estaba al otro lado de la línea.
– Mal – respondió sin rodeos – Jeongyeon unnie y yo estamos casi en casa mientras que Nayeon unnie y Tzuyu se han quedado por ahí.
– ¡No debe venir! – gritó Sana preocupada.
Chaeyoung separó un poco el móvil de su oreja. El grito de Sana casi la deja sorda, tenía la voz demasiado aguda.
– ¿Quién es? – preguntó Jeongyeon.
Había oído el grito de Sana.
– Mi amiga de antes – utilizó la misma excusa.
Jeongyeon levantó una ceja extrañada por el comportamiento de la contraria.
– Tu amiga es muy pesada ¿No?
Chaeyoung soltó una risita nerviosa y se pasó la mano por la cabeza, estaba nerviosa.
Jeongyeon se paró en medio de la calle y se acercó a la pequeña de forma peligrosa y con el semblante serio. La castaña enseguida se asustó ¿Podría sospechar algo?
El sonido de otro móvil la interrumpió, esta vez era el de la rubia. Ella suspiró y contestó con desgana.
– ¿Quién es?
– ¡Jeongyeon te quiero! – exclamó Momo.
La rubia puso los ojos en blanco.
– ¿Qué quieres que compre? – respondió secamente.
– Se han acabado las palomitas – dijo Momo intentando hacer aegyo,
– Voy por ellas.
Jeongyeon colgó la llamada y miró a Chaeyoung preocupada.
– ¿Puedes ir a casa sola?
La pequeña asintió con rapidez.  Jeongyeon sonrió y posó su mano sobre la cabeza de la contraria.
– No te escaparás, en cuanto te pille tendrás que contarme quién es el novio o la novia que te reclama tanto.
La cara de Chaeyoung se tornó roja como un tomate. No había nadie, pero la sola idea de pensar en tener una relación hacía que se avergonzase.
– Eres demasiado adorable – dijo Jeongyeon con una pequeña sonrisa y pellizcó su mejilla.
Chaeyoung abrió un poco la boca sorprendida por el comentario de la mayor, no sabía que responderla.
– Será mejor que me vaya antes de que Momo me vuelva a llamar – concluyó Jeongyeon.
La rubia comenzó a caminar en la dirección contraria en la que estaba Chaeyoung, mientras que ella observaba su espalda hacerse cada vez más pequeña y se preguntaba que acababa de suceder.

Su móvil la despertó de su ensoñación.
– ¿Funcionó? – chilló Sana ansiosa.
– Sí – respondió con simpleza Chaeyoung.
– Ven rápido – apremió la japonesa.
Chaeyoung comenzó a correr hacia el dormitorio. Ojalá Tzuyu consiga llevar a la mayor a casa, confianza en las habilidades de la maknae.
...
Nayeon abrió la puerta del departamento y se sorprendió al encontrar la casa silenciosa. ¿Qué había pasado? ¿Por qué no había nadie? Eso era muy extraño.
– ¡Nayeon unnie! – la llamó Dahyun.
– ¿Y las demás? – preguntó la mayor.
– Aquí – dijo Jihyo saliendo a la entrada junto a las demás.
– Qué te lo pases bien – le deseó Momo y la guiñó un ojo.
Nayeon no entendía a que se refería ni porque todas levantaban abrigo y bolso como si fueran a salir.
– Nosotras ya nos vamos – la informó Sana.
– Esperad – dijo la coreana agarrando el brazo de Momo.
Momo se soltó de su agarre y con una sonrisa atravesó la puerta junto a las demás dejando a la mayor de todas sola en la casa.
Nayeon no entendía que estaba sucediendo. ¿Por qué la habían abandonado allí? ¿Se habían enfadado con ella? ¿Por qué?
– Hola – susurró una voz tímida.
Nayeon la reconoció enseguida. Su corazón se aceleró cuando vio a Mina acercarse lentamente a ella. Estaba nerviosa, eso hasta un ciego lo podía ver, pero no era la única. Nayeon también estaba nerviosa, como pocas veces en su vida. La japonesa se había arreglado y puesto su vestido favorito, el que más le gustaba la mayor, sólo para ella. Casi llegó a olvidar lo enfadada que estaba con ella.

Deeply In Love ||Minayeon Y Jitzu||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora