Sentencia

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Sentencia

-Ariana estaba ahí inmóvil, su rostro no reflejaba ningún sentimiento, todos los sentimientos que generaría a lo largo de su vida ya habían sido demostrados apenas dos meses atrás ahora solo quedaba encerrarse en sí y escuchar atenta la sentencia que le dictarían, la cuál debía ser larga muy larga, lamentaba no vivir en un país donde la pena de muerte existiera, ya que en estos momentos era lo que más deseaba morirse, la única que confiaba ciegamente en ella era su madre, esa mujer que en estos momentos estaba destrozada llorando con una mano en su pecho, mientras Carmen su hermana la tomaba del brazo, sentía que en cualquier momento esa mujer colapsaba, Ariana no volteaba a ningún lado las miradas intensas de todas las personas que en esa sala se encontraban no eran fácil de ignorarlas, sobre todo de una en especial, una tan llena de odio como el amor que un día sintió por ella.

-Rafael no podía creer todo lo que había pasado Alison y Thiago eran lo más importante que tenía y con apenas 7 y 5 años ellos tenían derecho a vivir, ¿cómo una madre podría matar y despedazar a sus hijos? Eso era aberrante, la culpa también lo consumía, él debió quitárselos, pelear en tribunales por la guardia custodia de esos menores, hoy más que nunca los sentía más suyo que en todo el tiempo que compartió con ellos, pero en qué momento, dudo de que no lo eran ¿cómo pudo dudar? ¿Cómo? si la sonrisa de ellos era lo que le daba sentido a su vida, ¿Qué mierda paso? ¿En qué momento la vida se encargó de llevarse todo lo que amaba?

-el juez tomo la sentencia en sus manos, se puso de pie, en la sala estaba Rafael, Alberto que era hermano de esté y el abogado que llevaba el caso, uno de los mejores abogados penalistas del país, Carmen y Carolina esta última madre de Ariana, y él abogado de oficio, ya que está no quiso buscar abogado, no quiso defenderse el simple hecho de dudar que algo así hubiera hecho la estaba consumiendo, la audiencia se llevó a puerta cerrada, los medios solo hablaban de esa mujer cruel, que mato a los hijos de uno de los oncólogos con mayor renombre en México, y no quisieron que algo tan delicado fuera nota sensacionalista de cualquier diario de circulación del país.

-Ariana suspiro y cerró los ojos cuando el Juez abrió la boca y dicto la sentencia que tanto esperara, noventa años de cárcel por homicidio calificado, Ariana apretó los puños no merecía menos, por eso tan atroz que había hecho, Carolina pego un grito ahogado en llanto-

-no mi niña no –grito desesperada, se soltó del agarre de Carmen y se dirigió corriendo al lado de su hija, sus ojos llenos de lágrimas buscaban el rostro de su hija, se acercó la abrazaba pero ella era un cuerpo sin alma, un cuerpo acartonado que sabía que estaba viva porque sus pulmones funcionaban, en el momento en el que se encontraba hasta respirar dolía- mi amor vamos a apelar, debe de haber una forma –su voz llena de dolor, se colaba entre los oídos de Ariana, la cual abrió los ojos la observo, sin hacer ninguna gesticulación levanto su mano y acaricio la mejilla de aquella mujer que confiaba más en ella, que ella misma.

-no sufras –su voz era dura, su rostro sin emociones hizo que Carolina pusiera sus manos sobre la de su hija, acariciándola.

-yo sé que tú eres inocente mi amor –Ariana la abrazo, mientras Carolina rompía en llanto, Rafael observaba todo con odio.

-¡Asesina! –su palabras eran duras, lo decía mientras se acercaba a ella, su mirada estaba llena de rabia, Alberto lo tomo del brazo.

-no vale la pena –Rafael volteo a ver a su hermano después de escucharlo- ella pagara

-esas palabras fueron las últimas que Ariana escucho antes de ser trasladada al reclusorio de santa Martha a las afueras de la ciudad de México, Carolina lloraba incrédula, todos sabían de su caso, en cuanto pusiera un pie en ese lugar la iban a matar, el llanto fue más agudo, el miedo a Carolina la invadía, nadie creía en su hija, ni ese abogado de pacotilla que el estado le había asignado, pero fue tan difícil encontrar a un abogado que quisiera defenderla cuando la propia Ariana no lo quería hacer, cuando su propia hija se encerró en su mundo y no hablaba, cuando nunca expreso ningún sentimiento, las imágenes de ese día aparecían en su mente como un torbellino, que inundaba su mente.

Me SoltasteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora