Epílogo

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4 años después:

La suave brisa que anuncia un frío de otoño sopla un poco fuerte, haciendo que ella se ajuste un poco más la gabardina oscura. Sus zapatos se hunden bajo húmedas hojas y de esa manera el frío se cuela por sus pies. Sabía que ir en vestido y en zapatillas con aquel clima descontrolado no sería la mejor idea, pero estaba lista cuando tomó la decisión, y saliendo de su hogar condujo por las largas calles de camino a su visita mensual.

Sacando un trapo se pone de rodillas, deja su bolso de un lado y un escalofrío la recorre cuando sus rodillas se mojan. Acto seguido pasa la palma de su mano por el frío concreto deshaciéndose de las hojas, luego limpia perfectamente y detalladamente todo. Cuando se pone de pie camina, tomándose su tiempo, hacia su auto; de ahí con mucha dificultad saca la caja de rosas y flores, envolviendo el aire en un dulce olor. Dobla sus rodillas por la pesada carga y lentamente llega al lugar, en donde no duda en tirarla al suelo y tomar aire feliz.

De su bolso saca un pañuelo y limpia un poco su rostro, saca una botella de té blanco y toma un sorbo enorme.

-Bien -susurra para ella misma y se vuelve a poner de rodillas.

Le toma aproximadamente media hora el acomodar la lápida, que queda totalmente rodeada de flores, desprende un dulce y delicioso olor. Ella esta vez toma asiento y pasa su mano por la lápida con una pequeña sonrisa en los labios. Toma su bolso y revisa para sacar aquello que le mostraría a su difunto hermano mellizo. Tomando un poco de respiración analiza la situación.

Hace tanto tiempo ya que él se había marchado, luego de salvarla de lo que sería la mayor pesadilla para ambos.

El primer año desde su partida fue el más difícil de todos, para ella y para el hombre que está en Londres junto a su padre, en una especie de viaje de negocios y tiempo para ellos. Fue horrible el despertar todas las noches con lágrimas, gritos e incluso ataques de pánico. No podía sentirse segura, aunque su tío ya estuviera muerto. El extrañar la conexión que solía tener con Elijha fue lo más arduo de todo, pero aprendió a vivir con ello porque tenía que afrontar todo aquello en algún momento, y lo mejor sería hacerlo rápido, sin arrepentimiento.

-Entonces... -inicia y coloca el titulo encima de la lápida-... hace dos días fue mi graduación. Finalmente podré decir que he finalizado con todo este asunto loco de la Universidad. Lo bueno es que tengo un puesto en la editorial de los Grey, empezando desde abajo, por supuesto. No quiero favoritismo sólo por ser la prometida de Theodore.

El silencio es tan notorio que ella tiene que tomar un momento para respirar de nuevo. Apesar de que ha aprendido a aceptar la idea de que Elijha se marchó, es difícil el visitarlo.

-Pasó algo muy loco... -deja de hablar para volver a buscar en su bolso y de ahí saca otro titulo con el emblema Universitario de Princenton-... el rector de tu Universidad me envió esto. A pesar de que hace 4 años te fuiste dejaste marca ahí, así que te hubieses graduado ayer en la tarde; aquí está tu titulo, bobo. Estoy demasiado orgullosa de todo esto, ¿Sabes?

Toma un sorbo más de té.

-En una semana me voy a casar -avisa-. Hoy, hace cuatro años atrás me comprometí con Theo, pero eso ya te lo había contado. Lo que quería recordarte es que finalmente me voy a casar con él. Ha cambiado tanto, Elijha. Juro que ha madurado tanto que es irreconocible y estoy tan orgullosa de su nueva persona. Realmente lo amo demasiado como para dar este paso y apesar de todo siento que esto será una muy buena manera de comenzar la etapa más... ¿madura? Es todo lo que una vez deseaste para mi.

Ella toca su cabeza con un pequeño dolor en la misma. Suspira cerrando un poco los ojos con nostalgia y empieza a formarse un nudo en su garganta cuando recuerda una de sus charlas con Elijha, con quince años de edad y se encontraban realizando una pijamada entre ellos, pues habían invitado a sus respectivos amigos pero al final ninguno llegó.

Theodore Grey •EDITANDO•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora