Mamá No Estoy Loca, Solo Hablo Con Fantasmas (COMPLETA)

42. Descontrol

-¿Por qué me estás ignorando?-. Harry me miraba fríamente -Te lo dije, debes salvarlos. Pero solo estás ahí. Tratando de impresionar a ese tipo-.

Harry  se encontraba parado frente a mi, mire a mi alrededor, me encontraba en aquella habitación con los niños y su madre. Pero ellos se encontraban inmóviles, los niños se veían felices por comer su pollo rostizado, y la madre traía una mirada vacía mientras servía la comida.

-¿Por qué? ¿Qué te hicieron? Antes jamás me hubieras ignorado.  Te lo dije, salválos-.

-¿Qué?-.

-Sabes a lo que me refiero. Ese estúpido estilo de vida que tratas de llevar ahora. Tú no eres así-.

-¿Y tú qué sabes? Te entrometiste en mi vida. Por tu culpa la gente de burló de mi. Y de pronto desapareciste, me dejaste sola. ¿Y ahora vienes y me dices eso?-.

-¿La gente se burló de ti, por mi culpa? ¿Estás segura? ¿No era porque ellos eran unos idiotas? O, ¿Acaso eres uno de ello?-.

-¿Uno de ellos?-.

-Si, gente normal- Levantó sus manos, haciendo comillas con  sus dedos, en "gente normal".

-Yo... Solo quiero...-

-¿Normalidad?-.

-¡Si! ¡Lo merezco! Nunca pedí ver nada de lo que veo. ¡No sé quienes son estas personas! ¡No sé que quieres de mi!-.

-Ya te dije. Quiero que los salves-.

-¿Por qué? ¿Con qué derecho piensas que puedes pedirme eso?-.

-Tienes razón. No tengo derecho alguno, pero ellos, ellos no tienen la culpa-.

-¿Quienes son?-.

-Salválos-.

En ese momento desperté, me encontraba en mi cama. De pronto, la oscura habitación se lleno de voces, venían de todas partes y de ninguna. "Escúchame" "Mírame" "Ayúdame".

Ellos decían una y otra vez lo mismo.

Me cubrí con mis manos, pero ahí seguían las voces, en mi cabeza.

Luego de casi un mes de pensar que era ahora una persona normal, todo había explotado en mi cabeza. Todos los espíritus de alrededor que habían esperado que los escuche, estaban hablándome al mismo tiempo.

Luego de unos segundos, algunas sombras comenzaron a dibujarse a mi alrededor.

"Oh por Dios, no" sólo pensé.

Y allí, en una esquina de mi cuarto, aquella sombra detrás de Victor. Me miraba fijamente.

Y grité, fuertemente.

Aterrada.