Capítulo 17

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Viajar es genial hasta que extrañas tu hogar. Nosotros no llevábamos mucho tiempo lejos de nuestra zona de confort, pero yo ya estaba deseando regresar. Tal vez si me hubiera encontrado en ese lugar con otra persona, alguien que me importara menos, lo hubiera dejado seguir solo. Pero solo por ser Alex decidí que me aguantaría el tiempo necesario para brindar apoyo. 

Ambos estábamos deseando que en ninguna de nuestras siguientes paradas nos encontráramos con la misma respuesta que en la primera, porque de ser así, estaríamos perdidos. Y era por eso que tendríamos que esforzarnos mucho en nuestra próxima parada, al tratarse de la mejor posibilidad que teníamos.

Alax y yo estábamos tan perdidos en nuestros pensamientos que cuando de los árboles al lado de la carretera salieron dos muchacha a penas alcanzó a frenar antes de arrollar a una de ellas. Eran unas niñas de unos 16 años, una tenía el cabello negro oscuro y traía colgado en su hombro un juego de arco y flechas que lucía bastante letal. La otra era una castaña que llevaba una daga en su mano. Ambas parecían estar muy alteradas. Antes de  que Alex y yo pudiéramos reaccionar la chica de pelo negro tomó la mano de la otra y comenzó a correr de nuevo, arrastrando a la que parecía ser un poco más lenta, adentrándose en el bosque al otro lado de la carretera.

-- ¿Estarán cazando? -- Pregunté una vez Alex puso en marcha el vehículo de nuevo. No me gustaba la idea de personas matando animales en una reserva natural donde perfectamente algún hombre lobo podía estar viviendo.

-- Lo dudo. Una de las chicas era una loba -- Contestó, frunciendo el ceño. A él se le hizo tan extraña la situación como a mí -- Y parecía ser poderosa. Estoy seguro que podrán lidiar con lo que sea que las esté asustando.

-- ¿No sientes curiosidad por ellas? Si una de ellas es tan poderosa no debería estar lejos de su manada. O tal vez se trata de un pícaro.

-- Si ellas siguen en esa dirección van a entrar a nuestra manada. Los guardias las van a retener hasta que nosotros lleguemos. Si se desvían probablemente continúen en territorio neutro por varios kilómetros más.

-- ¿Los guardias no les harán daño?

-- Si ellas intentan atacarlos lo harán. Si son inteligentes y dan buenas explicaciones, se encontrarán bien.

-- Por su bien espero que sea la segunda opción.

-- Y yo también. 


Un poco antes de llegara a la manada que visitaríamos. Unos pocos kilómetros antes de llegar a la frontera nosotros habíamos enviado un mensaje para avisar que nuestra visita se adelantaría, en caso de que alguien quisiera atacarnos. No entendía porque los lobos eran tan territoriales. No deberían ser tan agresivos si otro entrara en sus "límites" sin permiso. Por eso prefería a los seres humanos, al menos en el tema de compartir, ganaban a los lobos en su mayoría.

Leo era un chico de unos veintitantos años. Físicamente era idéntico a cualquier oto alpha que  conocía: alto, musculoso y fuerte. No parecía ser un muchacho simpático y pacifista, como Alex lo había descrito. Me pregunté que tan bien lo conocía. Comencé a temer que se tratara de alguien realmente peligroso.

Una vez Alex dejó estacionado el vehículo me costó abrir la puerta y bajar. Me sentía mucho más segura al encontrarme dentro de una jaula de metal que podía acelerar de 0 a 100 en cuestión de segundos. Pero no tuve opción. Caminando junto a mi amigo, dejando que él tuviera un poco de ventaja, nos acercamos al hombre.

 -- Caleb -- Alex dijo, dando un apretón de manos al hombre -- Ella es mi novia, Karma -- Contra todos mis instintos le di un apretón de manos. Él fue mucho más suave que los familiares de Alex -- Él es el beta de Leo.

Behind the glassDonde viven las historias. Descúbrelo ahora