Capítulo 3: Bienvenido, Frankie.

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Nina suspiró maravillada contemplaba todo desde el comienzo de las escaleras del segundo piso de su casa. La mayoría de los invitados ya estaba allí y su hermano debía de estar llegando del aeropuerto en al menos media hora. Charles, el tercer hermano mayor, había ido a recogerlo y le avisaría cuando estuviesen llegando.

Se había tomado muchas molestias con la fiesta sorpresa. Los autos de los invitados, por ejemplo, debían de estacionarse en la parte trasera de la casa, o como mínimo, lejos de la entrada y no todos amontonados en la cuadra.

Los Ballas se habían mudado por cuarta y última vez desde su matrimonio hacia ya muchos años. Habían pasado de una modesta casa con dos habitaciones cuando se casaron, a otra con tres cuando Charles nació. Luego habían optado por comprar una de cinco habitaciones cuando Eric había llegado. Y habían vivido cómodamente en esa, incluso con Nina. Pero con el nuevo trabajo de ambos padres, y  el beneficio de ser íntimos amigos de los reyes, además de que su madre era, desde hacía tiempo, socia en el negocio de Brianna y Anabelle, habían elegido una mansión en un barrio exclusivo de la capital.

Era tranquilo y seguro, rodeado de esporádicas arboledas y bosques más hacia la periferia.

-No entiendo cómo estás estudiando ciencias políticas, cuando podrías dedicarte a esto.-

Nina se giró para encontrarse con Lexi y su vestido verde manzana de volados hasta las rodillas.

-Hola, Lex. Que vestido tan… Bonito.- Apretó los labios disimulando una sonrisa. Nina jamás usaría algo tan llamativo.

Alexandra alzó las cejas.

-No disimules, Nina. Te conozco.- Apuntó y señaló los alrededores. –Estaba buscando a Dina, creí que podría estar por aquí, ya sabes, en una de las habitaciones…-

-Increíble.- Articuló disgustada. –Brooke está aquí ¿Cómo pueden ser tan…?- Sacudió la cabeza. –Esto está muy mal Lexi. ¿Por qué no pueden verlo ellos? Todos nosotros nos damos cuenta de que no hay forma de que esta… Situación, termine bien ¿No?-

La pelirroja asintió.

-Todos excepto ellos, Nina. ¿Pero qué podemos hacer? No podemos traicionar a Geraldine así, hicimos un juramento, con nuestra sangre.-

Nina resopló.

-Para protegernos, Lex. A veces me pregunto si eso es lo que estamos haciendo ahora, cubriéndola.-

-Eso dice Brad.- Sonrió la chica con cariño.

-Ven, bajemos a saludar a todos, Frankie debería estar aquí en un rato.-

Caroline Tanner era una mujer naturalmente bella. Si Charlotte creía que ella era invisible a los ojos de todos cuando entraba en una habitación al lado de su hermana mayor, podía decir que no existía cuando lo hacía al lado de Caroline. Con su cabello rubio y raíces castañas, los ojos verdes de la chica brillaban como dos faroles. Pero los hombres no se fijaban en eso, sino en su curvilíneo cuerpo. Y a Caroline le encantaba ser el centro de atención poniendo eso en relieve al usar vestidos ajustados en los lugares correctos.

-Oh, mira qué bonito está todo, Charlie.- Festejó.

Charlotte no estaba de humor para admirar la decoración.

Bésame o Dispara. #Descontrol en la Realeza 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora