15.Ese sentimiento inexplicable

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(Damián)

Mierda. Mierda. Mierda.

Se frotó el mentón dolorido y escuchó como la puerta principal se cerraba con un fuerte portazo que hizo temblar los cimientos del edificio. Dafne acababa de irse. Cerró los ojos e intentó acostumbrarse al dolor de la mandíbula, ese puñetazo lo había pillado totalmente desprevenido, había bajado la guardia debido a la sorpresa por su reacción, y bajar la guardia con esa chica no era una opción.

Frustrado dio un par de vueltas por la habitación y se pasó la mano por dónde había sido rapado. Enfadado le pegó una patada al armario justo a la vez que la puerta de su habitación se abría.

― ¿Qué le hiciste?―preguntó su padre con voz fría abriendo la puerta acompañado del padre de Dafne que lo miraba con curiosidad.

― ¡Nada! Discutimos como siempre, me pegó un puñetazo y se fue.―contestó de mal humor, su padre frunció el ceño sin ocultar su disgusto.

― ¿Qué pasó exactamente? ―exigió saber con voz firme, él se cruzó de brazos y no miró a su padre a los ojos.

― ¡No importa! Ella está loca y punto, me golpeó y se marchó.

― Damián, dime qué le hiciste. ―dijo su padre arrastrando las palabras.

¿Qué iba a decirle? ¿Que cuando la vio dormida se acercó silenciosamente para intentar descubrir que veía Ren en ella? ¿O que cuando ella abrió los ojos entró en pánico y no sabía qué hacer? ¿O que cuando la vio abrir la boca se dejó llevar por el terror y la besó para evitar que gritase?

― ¡Nada! ¡No le hice nada!―gritó intentando evitar la dura mirada de su padre.

―En catorce años nunca se había marchado tan enfadada y dando portazos, así que ve a buscarla y discúlpate por lo que fuera que hiciste.―ordenó su progenitor con severidad y con esa mirada en los ojos que indicaba que debía obedecer sin protestar.

― ¿Por qué tengo que disculparme? ¡Me pegó un puñetazo, ella es la que debería disculparse!―gritó enojado pero abriendo el armario y tomando una chaqueta del interior; escuchó a su padre bufar pero lo ignoró y cerró el armario con un portazo también.―¡Iré pero porque tú me lo ordenas, no porque yo quiera ir!

Abandonó su habitación y su casa de muy mal humor y sabiendo que no iba a encontrar a Dafne. Si la conocía, y la conocía perfectamente, ella ya estaba muy lejos de allí. Pero igualmente necesitaba tomar el aire y pensar en todo lo que había pasado.

Besar a tu enemiga mortal por tercera vez no era un comportamiento lógico y mucho menos lógico era esa pasión que ponían ambos en sus cada vez más frecuentes encuentros, joder, si seguían así quién sabe lo que pasaría la próxima vez. Pero más extraño todavía eran los sentimientos que ella despertaba en él y que no comprendía. Es por eso que como Dafne rompió el beso antes de que pudiese identificar lo que sentía decidió provocarla como aquel día en el bosque, esperando que ella reaccionase igual y decidiera besarlo para así poder seguir con su análisis.

Sacó el móvil del bolsillo izquierdo y la llamó por teléfono, pero como era de esperarse no contestó. Cortó la llamada y apagó el móvil. ¿Por qué demonios estaba tan enfadada? ¿¡No es como si fuera la primera vez que se besaban!? ¡Oh no! ¿Ella no podía estar pensando en ignorarlo de nuevo? ¡No podía ignorarlo! No ahora que tenía esa ansiedad por saber qué eran las emociones que sentía cuando la besaba pero otro pensamiento más aterrador llamó su atención. Si ella estaba enfadada, se vengaría pasando más tiempo con Ren porque sabía que eso lo molestaba y Ren aprovecharía para ligar con ella.

Antes de darse cuenta salió corriendo y se puso a buscar a Dafne por todos sitios pero al cabo de una hora de búsqueda recibió una llamada de su padre diciéndole que volviese. Una vez en casa se encontró a su madre cocinando y a su padre sentado en el sofá viendo un partido de fútbol.

Cállate y Bésame (TQST Libro #2)© [EN LIBRERIAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora