La Cámara de los Secretos

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—Espera, espera —indicó Rowena.

—¡Está controlado! —protestó Godric.

—Qué bien está quedando —se contentó Helga mirando el trabajo de sus compañeros.

Rowena alzó su varita para arreglar las dobleces del Sombrero Seleccionador y Godric asintió en silencio, con el ceño fruncido de concentración.

—¿Podemos empezar ya con los conjuros? Nos van a dar aquí las tantas —se quejó Salazar. Helga le miró con una sonrisa benevolente.

—Sé paciente.

—Sí, ya está listo —confirmó Rowena.

Los cuatro se pusieron en pie, rodearon al Sombrero y alzaron sus varitas al tiempo. También a la vez, conjuraron docenas de hechizos, por lo que el Gran Comedor se llenó de luces, brillos mágicos y gritos por parte de los magos.

—¡Atrás! —advirtió Rowena, dando unos pasos hacia atrás y haciendo que sus amigos la imitasen.

La boca del sombrero se abrió y lo primero que hizo fue toser con fuerza, desprendiendo de él motas de polvo.

—Eres el Sombrero Seleccionador —le dijo Godric.

—Soy el Sombrero Seleccionador —asintió el objeto—. ¿Qué selecciono?

—A alumnos —contestó Salazar—. Según las características que te diremos a continuación.

—Soy Godric Gryffindor —se presentó este—. Y mis alumnos deberán ser como yo: valientes, con coraje, audaces, perseverantes y caballerosos.

Le hizo un gesto a Salazar para que le imitase.

—Yo, Salazar Slytherin, solo aceptaré a los de mi casta: Sangres Pura. Mis alumnos serán ambiciosos, astutos, ingeniosos, determinantes y con auto-preservación.

—Mis alumnos, de la Casa de Rowena Ravenclaw, deben ser inteligentes, individuales, imaginativos, creativos, lógicos y curiosos. Si no, no los admitiré.

—Aquel que no sea fiel, justo, trabajador, amable, dedicado y paciente no será aceptado en mi casa —terminó Helga—. ¡Ah! Y me llamo Helga Hufflepuff.

Entonces, el Sombrero Seleccionador abrió la boca de nuevo, después de unos segundos de silencio, y recitó los siguientes versos:

Bravos los de Gryffindor suelen ser,

Nunca se achantan a su deber.

En Slytherin la astucia está presente.

Su sueño es permanecer decente.

Mas dos dedos de frente debes tener,

Si en la casa de Ravenclaw quieres caer.

Sin embargo, Helga acoge a los pacientes,

Que hinquen los codos y trabajen fielmente.

Dada por finalizada su perorata, los cuatro amigos le aplaudieron con satisfacción y alegría. ¡Era justo lo que querían oír!

—Hemos hecho un buen trabajo, señores —sonrió Salazar.

—¡Sí, sí, sí! —Godric no cabía en sí de felicidad.

—¿Cuándo abriremos la escuela? —preguntó Helga emocionada.

—Ahora mismo enviaré una lechuza para que encuentre a todos los magos y brujas de once años —informó Rowena—. Con suerte, abriremos la semana que viene.

Los Orígenes de HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora