Capítulo 22

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Para comenzar con mi trabajo no podía permitir que alguien me estuviera vigilando. Era al menos lo suficientemente lista para no caer en el error de que ellos confiaban en nosotros y podía estar segura que al menos había una persona manteniendo un ojo en mi cuando dije que saldría a dar un paseo, y es exactamente por eso que actué casualmente. Caminé por un camino habilitado y de vez en cuando me desviaba para observar las flores o algún árbol.

De cualquier forma, mi intención era conseguir orientarme en el lugar y para eso debía explorar. Los primeros días me dirigí principalmente hacia el camino que daba al norte, luego fui al sur y luego al este y el oeste. Noté que habían ciertos tipo de vegetación que abundaban en uno de estos sectores. En la manada de Álex pasaba lo mismo, era un mecanismo discreto para que los mas jóvenes pudieran orientarse antes de tener la ventaja del olfato super desarrollado.  Cuando regresaba a la enorme casa y debía ir a acostarme anotaba todas las cosas que notaba en un pequeño cuaderno. Estaba segura que lo olvidaría pronto.

Suponía que Álex estaba haciendo bien su trabajo. Pasaba mucho tiempo con sus tíos y poco conmigo, lo que supuse que a ellos le alegraría. Nosotros nos veíamos principalmente durante las tardes y noches debido a que compartíamos la misma habitación. Pasábamos la mayor parte del día separados y una vez nos uníamos no podíamos hablar sobre lo que estábamos haciendo. Ni siquiera nos arriesgaríamos a hacerlo escribiendo. Nosotros estábamos aterrorizados respecto a la idea de que alguien descubriera lo que intentábamos.

Al menos yo ya podía guiarnos a través del terreno para escapar. Teníamos esa parte cubierta.

Después de una semana desde que llegamos decidí que debía arriesgarme y continuar con mi parte de las cosas. Nunca he sabido si alguien se encontraba siguiéndome anteriormente, pero fue muy afortunado para mi que en ese momento no lo estuvieran haciendo. Me pregunté si habían perdido en interés en mi o si jamás les parecí mínimamente interesante. Prefería pensar que la segunda opción era la correcta debido a que la idea resultaba menos inquietante. El punto es que con las referencias que ya tenía, me interné en el bosque. Álex y yo confiábamos en que él resultara mucho más atractivo para la pareja alpha que yo y por lo tanto resultara ser mejor distracción. Debía mantenerlos ocupados durante todo el día, mientras yo me encontrara lejos, bajo cualquier escusa que llegara a su mente. Si cumplía bien, esperaba que nada me sucediera.

Corrí por el bosque durante cuarenta minutos. Cuando llegué a mi objetivo se sentía como si mis pulmones fueran a explotar y mi corazón latía tan acelerado que incluso sentí que podría llegar a desmayarme. Mi antigua lesión en mi tobillo había comenzado a causarme molestias. Al menos tenía el consuelo de que no había fallado pese a las vagas referencias que tenía.

Frente a mi se encontraba la primera cárcel del mapa. Debía ir a revisarla. Sentí un nudo en mi garganta porque sabía que dentro se debían encontrar desde asesinos a personas inocentes que llegaron allí por un malentendido. Nunca podría saber quien pertenecía a que grupo. No podría ayudar a nadie de cualquier forma. Si me metía donde no debía, causaría serior problemas a Álex y a toda la manada. Lo único que yo debía hacer era cumplir con sacar a la única persona frente a la que tenía juridicción: mi hermano.

Ya había pensado en mil maneras de torturar a Diego una vez lo tuviera frente a mí. Cada día se sumaban al menos cien ideas nuevas. Álex de seguro tendría también sus propios pensamientos respecto a ese tema, y como la hermana mayor, lo autorizaría a hacer lo que sea con mi hermano. Nos debería una muy, pero muy grande.

La cárcel era de un único piso. Me asomé en cada una de las ventanas y con la ayuda de la poca luz que entraba de estos pequeños orificios con una reja de proseción con fierros del grueso de mi muñeca observé a las personas que dentro se encontraban. Ninguno de ellos era mi hermano. Estaba segura que Diego sería fácil de ver, después de todo su cabello no debería haber perdido todavía el último tinte utilizado. Habái tenido la esperanza de haber dado con mi hermano al primer intento. Pero Diego no se encontraba allí.

Behind the glassDonde viven las historias. Descúbrelo ahora