Recuerdo 6

32 3 3
                                    

—¡Seba, te extrañe tanto! —Dijo mientras me abrazaba.

Nos sentamos en la plaza un rato, hablábamos de vanalidades. 

—Tengo un regalo para vos —Dijo luego de una hora hablando.

—¿Ah, si? ¿Cuál es? —Pregunté contento.

Me besó, sin pensarlo, sin dejarme pensarlo a mi, simplemente me besó por unos segundos, no sabía como reaccionar. Y la ví, pasaba caminando por allí, era Camila, y nos vió besandonos, ¿Qué pensaría? No quería ni imaginarlo. 

—¿Te gustó? —Me sonrió.

—No... no, esto no está bien —Me cubrí la cara con las manos—. A ver, como te lo digo, vos sos mi... amiga —Dije con miedo a su reacción—, ¿Entiendes? Somos amigos, nos tratamos como amigos, y te quiero como amiga. Lo sie...

—No, no sientas, no sientas lástima, ni cariño, ni nada por mí. 

—Daniela... 

—¡Daniela las pelotas! —Gritó— Yo te amo, Sebastian. ¡No me puedes hacer esto! —Lloraba, la intenté abrazar pero esquivó mi abrazo.

—Daniela, de verdad lo siento, pero no puedo corresponderte. Lo mejor será que nos dejemos de ver.

—No te quiero perder, Sebas. No me importa seguir siendo tu amiga —Dijo mientras tomaba mis manos.

Alejé mi mano.

—No, lo mejor para vos será no verme más, no quiero que sufras. Y disculpame, pero tengo que hacer algo, adiós.

Corrí hacia donde había visto ir a Camila, aunque lo más probable era que no estuviese allí aún. A pesar de los gritos de Daniela para que vuelva, seguí corriendo, en menos de un minuto había llegado a la esquina. En lo lejos se veía a una chica caminando, corrí hacia ella.

—¡Camila! —Grité aunque no la había alcanzado— ¡Camila! —Volví a decir, pero ahora estaba a solo unos pasos detrás de ella— Camila, no es lo que piensas, por favor, escúchame —Me paré delante de ella y la agarré de los hombros.

—¿Qué me quieres explicar? —Su voz sonaba débil, quise hablar pero posó su dedo índice en mis labios— No tienes nada que explicarme —Sonrió—, y felicitaciones por tu novia, tiene al mejor chico que existe a su lado —Dijo y siguió caminando, mientras yo me quedaba ahí, quieto, pensando que quizás, algún día tendría una oportunidad con ella.

Recuerdos de mi vida pasadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora