Problems ↣ Yoongi

003

Cuando salí estaba empezando a llover pero, ni siquiera me importaba, era mayor el dolor que sentía en mi interior que todo lo que podía sentir si me enfermara por una lluvia primaveral. La gente corría por la calle intentando refugiarse de aquella lluvia que estaba a punto de caer pero, ni siquiera ese tiempo podía mostrar lo que yo sentía. Quería llorar pero, aunque quisiera, nada de mí salía, estaba tan encerrado en mí mismo de una manera que ni siquiera las lágrimas podrían curar. Me sentía idiota, estúpido y culpable de que todo esto se hubiera acabado, ¿por qué no podía ser un chico normal? ¿Por qué simplemente no podía cuidarla como si su vida fuera más importante que la mía?

—¿Tienes algún familiar o algo en este lugar? —Ella se sobresaltó ante mi pregunta. Negó con la cabeza al instante para después agacharla.

—Perdón —se disculpó sin más y no dudé en sonreír. Era realmente distinta.

—¿Por qué te disculpas? —Levantó la cabeza para mirarme con aquellos preciosos ojos de color miel, un color extraño tratándose de una chica asiática. Sonrió nerviosa.

—Quizás era una molestia...

—No, no, solo era curiosidad, me sorprende que puedas soportar venir aquí todos los días con lo ruidosos que son mis compañeros —admití. Permanecí por un momento callado presenciando su adorable sonrisa. Sabía que esa chica iba a volverme loco y no pretendía ignorar ese sentimiento—. Soy Min Yoongi —me presenté inclinando un poco mi cuerpo hacia ella.

Sentí como ella hacia lo mismo—. Yoo Mina —se presentó una vez ambos nos quedamos mirándonos.

¿Por qué no podía sacar aquel momento de mi cabeza?

—¡Espera! —Exclamó esa voz conocida para mí tirando de mi brazo obligándome a parar en seco y mirar hacia ella. Respiraba agitadamente y no pude evitar recordar algo.

Exactamente así fue cómo comenzó todo y es irónico que así sea cómo va a acabar. Una noche lluviosa como esta tarde me encontraba exactamente caminando por la misma calle de vuelta a mi casa después de unas copas con mis amigos en una especie de fiesta de aniversario que celebraban en el local. Estaba algo ebrio por lo que, no me estaba afectando mucho que estuviera calado hasta los huesos de agua y por supuesto, de frío. No pasaba ningún coche ni ninguna persona por la zona por lo que era realmente aterrador caminar aunque, para mí, no era más que una calle en la que no podía pasar nada y menos lloviendo. Me encontraba algo mareado pero, aún así decidí cómo un loco caminar a la aventura a esas horas de la madrugada solo sin que mis amigos me acompañaran.

—¡Espera! —Exclamó ella exactamente como en la actualidad había hecho. Me giré a ver de quién se trataba. Estaba igual de mojada que yo, tomando un poco de aire al haber venido corriendo—. Me da miedo que te pierdas —admitió con la voz entrecortada y no pude evitar sonreír como un tonto. La idea de que la chica que me gustaba estuviera pensando en mí me hacía bastante feliz.