Capitulo 2: Ocultándolo

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– ¿Dónde estuviste? – Pregunto su hermana.

– Fui a pasear a la escuela mientras terminaba la clase

– Te perdiste de lo que paso hoy, llego alguien nuevo a nuestro salón

– No – Dijo con cierta decepción – Me gusta ver cuando gente nueva viene

– Eso te pasa por comer en clase

– Tu fuiste la que me dijo que comiera

– Pero a escondidas, tu te la estabas tragando sin control – Rió un poco la de pelo largo.

– Tenia hambre, no me culpes

– Pero miren quien viene, la niña-niño – Dijo un peligris.

La albina no les hizo caso y siguió su camino como si no hubiera escuchado nada.

– Oooh miren, se esta haciendo la que no nos escucha – Ahora habló un pelinegro.

Sus manos se empuñaron, no quería pelear con ellos de nuevo.

– Puppet calmate – Dijo la albina mayor tratando de calmarla.

– Vámonos rápido – Dicho esto, comenzó a acelerar sus pasos junto a su acompañante.

– A donde creés que vas sabandija – La de pelo corto sintió como la detenían del brazo.

– Te recomiendo que me sueltes – Dijo seria mientras era observada por su hermana quién miraba con tristeza.

– ¿Soltarte? Primero dímelo de rodillas

– Claro, es cierto, lo olvide, las personas se agachan por la basura ¿Verdad? – Los amigos del pelinegro comenzaron a reírse, haciendo que este se enojara.

– Escuchame bien cosa rara – Dijo este tomando de la camisa a la albina – Si tu vuelves a contestarme así, creeme que te va a ir muy mal

– Mira, no te tengo miedo, no importa cuántas personas sean, yo siempre me defenderé y no dejaré que una bola de estúpidos me amenace

– Ya cavaste tu tumba – El pelinegro alzo el puño para dar el golpe pero una voz la detuvo

– ¿Qué es lo que hacen? – Preguntó la rubia un tanto molesta

– Tu vete enana, no te metas en mis asuntos

– Tus asuntos son mis asuntos como puedo observar estás agrediendo a un estudiante de esta institución, la regla número cuarenta y siete dice que "Cualquier alumno que traiga la violencia en esta institución sera castigado con una sanción o expulsión"

– Con eso no me asustas

– Bien, entonces no les molesta que vaya con el director ¿Verdad?

El pelinegro soltó un bufido soltando a la peliblanca.

– Esta vez te salvas, sera para la próxima – Dijo para después irse con su bolita de amigos.

– Idiotas – Dijo la rubia.

– Gracias, no quería causar problemas, me has salvado de una grande – Dijo la albina viendo a la rubia, al mirarla recordó que ella era la que estaba saliendo de la dirección.

– No hay de que – Sin decir nada más, se marchó, dejando a las dos hermanas solas.

– Esto tiene que parar, cada día se pone peor, cada vez que te defiendes te agarran y te llevan con el director cuando ellos son los culpables – Dijo enojada la mayor.

– Esto no creo que pare, pero, para eso te tengo a ti – Una sonrisa se formo en su cara.

Su hermana no dudó en devolverle la sonrisa, de verdad que era fuerte, le sorprendía la forma en la que actuaba ante estas situaciones.

Puede que parezca una persona incapaz de que la lastimen, pero no todos tenemos esa habilidad de ocultar nuestros sentimientos, de ocultar el dolor y el sufrimiento que sentimos dentro.

– Vamos, hay que apurarnos, nos toca taller – La menor se acomodo la ropa e invito a su hermana a caminar con ella.

Este era el momento del día donde se separaban, una tenia taller de manualidades, la otra de costura. Las dos se despidieron y cada una tomo su camino.

– Muy bien, en esta sesión aprenderemos hacer un dobladillo especial – Hablaba la maestra que daba la clase.

La albina de pelo corto no ponía atención a la clase, solo miraba a la ventana, podía observar a algunos alumnos hacer Educación Física, por lo menos esa la entretenía un rato.

– Para poder hacerlo, necesito que estén en parejas – Cuando oyó decir eso a la maestra de inmediato puso atención a la clase.

– Yo las seleccionaré, así que comencemos – Dicho esto comenzó a decir los nombres.

Cada quien fue con su respectiva pareja y comenzaron a trabajar.

–Disculpa, me podrías decir lo que tenemos que hacer, es que no puse atención – Dijo la albina rascándose la nuca.

– Claro, mira – Su compañera empezó a explicarle logrando que entenderá que es lo que estaban haciendo, sin decir nada mas iniciaron su trabajo.

La albina estaba concentrada en lo que hacia hasta que algo llamo su atención, una cierta cabellera rubia que ya había visto la cual se reía junto a su compañero.

Se quedo viendo a la rubia, ya sabia de donde la conocía, claramente era de su taller, solo que no le había notado.

Por su falta de atención a lo que hacia se pincho un dedo causando que soltara un quejido, logrando la mirada de la rubia y de las demás personas.

– Lo siento, un accidente – Rió la albina nerviosa.

Todos volvieron a lo que hacían, no le gustaba llamar la atención de la gente.

Esta con trabajos lograba hacer el dobladillo que supuestamente tenían que hacer, de vez en cuando miraba de reojo a la rubia, tanto tiempo en este taller ¿Y no la había visto? Si que estaba pérdida.

– ¿Que tanto miras? – Preguntó curiosa su compañera.

– Nada

– ¿Segura? Estas mire y mire a la derecha

–eso, segura, es solo que me duele el cuello – Mintió.

Su compañera decidió no preguntar mas, pero esa pregunta se quedo en su cabeza ¿Porque miraba tanto a la rubia? Tal vez le daba curiosidad, solamente eso.







Continuara

Mi mejor error  [Puppica]  ~Terminada~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora