Capítulo 10.

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Un joven de cabello platinado y algo alborotado removía su cabeza sobre la almohada de forma lenta, sintiéndose ansioso y percibiendo una presión sobre su espalda que se hacía cada vez más notable. Percibió la luz a través de sus párpados, frunció su ceño y soltó un quejido con pesadez, abriendo luego sus ojos; pestañeó numerosas veces para tener consciencia de su entorno y notó la cabellera anaranjada de Hoseok paseándose de un lado al otro en la habitación, parecía estar arreglando cosas. También comenzó a sentir, ahora con más firmeza, un suave peso alrededor de su cintura; se percató de un cosquilleo en su cuello provocado por un tibio aliento que pausadamente golpeaba su nuca. Fue mucho más obvio cuando aquellos brazos afianzaron con mayor fuerza su agarre alrededor de él.

—Oye... —Suga le habló a Hoseok—. Dime que no tengo lo que creo que tengo abrazado a mí.

Aquel de cabello anaranjado dirigió su mirada hacia su compañero, sorprendido en cuanto este le habló, y su risa escandalosa hizo eco en todo el lugar, provocando que la persona que se hallaba abrazando a Suga soltase una especie de ronroneo mientras friccionaba un poco su frente sobre el cuello ajeno.

Ya para ese entonces, Suga se había dado cuenta de quién era el que estaba detrás de él, aquel que lo abrazaba como si fuera un peluche de felpa, así que bufó con fuerza para hacerse notar mientras que J-Hope se descosía de la risa dando vueltas sobre el escritorio en donde guardaban documentos y otras cosas.

—Deja de reírte, estúpido, y sácame a esta pulga ahora mismo —ordenó, frunciendo más su ceño.

—¡Ay, es que...! —intentó hablar, pues se estaba ahogando en carcajadas—. Juro que no me di cuenta de que estaba durmiendo a tu lado.

—Pulga... —habló, girando su cabeza y alzando una ceja para ver mejor—. Vamos, sal de encima mío si no quieres morir.

Jimin soltó un sonido similar a un gatito, removiéndose en su lugar y acurrucándose más a él, susurrando un "shh" para que hiciera silencio.

Ahora sí que estaba enojado. Nadie hacía callar al gran Suga, nadie. Ni siquiera una pulga de pelo rosado, tierna y digna de abrazar le iba a decir qué hacer. Ya mucho se había visto humillado cuando ese mismo niño rico le quitó el arma sin que se diera cuenta y lo tuvo a su merced hasta que llegasen a la guarida, así que no iba a dejarse tomar por estúpido otra vez.

—Oh... —habló J-Hope al ver el pronunciado disgusto que comenzaba a presentarse en su compañero—. Mejor me voy antes de que arda Troya.

—¡No! ¡Ven aquí, tarado, y quítame a esta pulga de encima! —exclamó mientras trataba de zafarse del agarre ajeno.

—Quédese quieto, hyung... —murmuró Jimin.

—Te meteré ese "quédese quieto" por donde no te imaginas, ¿entendiste? —logró mover con fuerza su codo para golpearlo—. Ahora quítate, pulga.

El joven de cabello rosa pastel se retorció en la cama luego de recibir el impacto en su costilla izquierda, rodando sobre esta hasta caer al suelo después de llegar al borde. Hoseok comenzó a reírse a carcajadas otra vez mientras que Jimin se sentaba y observaba a Suga con mucho enojo, acariciando la zona donde le dolía.

Suga se colocó encima de la cama, sentándose en esta, y posó su mirada sobre ese niño rico, notando su puchero infantil.

—Oigan... —los despistó Hoseok—. ¿Quién hizo esa marca en el armario?

Jimin dio un respingo.

—Yo no fui... —dijo.

—El mocoso este que ves aquí —dijo Suga—, tomó una de tus cuchillas y la arrojó hacia mí cuando estaba buscando ropa. Todo porque no le gustaba un apodo estúpido que le puse.

Pinky Hair Boy - YoonMin [+18] EN FÍSICO DISPONIBLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora