Capítulo 12

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DESCLAIMER: Los personajes y situaciones narradas en ésta historia no me pertenecen, ésto es propiedad de Fernando Gaitán y RCN, yo solo escribo para mi entretenimiento y sin fines de lucro. Los únicos personajes de mi autoría son Esmeralda Galván y Andrés Rovira.

Es cierto que ésta vez no he demorado tanto como otras veces, pero tampoco he sido muy rápida y es que hacer los capítulos desde el punto de vista de Armando es algo complicado, sobre todo porque no quiero desvirtuar al personaje y mantener la esencia de su carácter, espero haber hecho un buen trabajo. Al final de la lectura, les tendré una noticia.

Sin otro inconveniente, les dejó con el cap.

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Capítulo 12

POV. Armando Mendoza

La empresa estaba lista para ir recibiendo a la gente que presenciaría la última colección de mi padre, me ajusté la corbata y revisé mi saco para que estuviera impecable, me sonreí ante el espejo del baño de la oficina. Atrás de mi encontré el reflejo de mi padre que me miraba entre sonriente y preocupado — Es hora, hijo. Hugo ya debe estar desesperado por iniciar.

— Ya salgo, papá — tomé un poco de colonia y lo seguí hasta la entrada del elevador, donde todos los invitados estaba haciendo su aparición. Saludé cortésmente a cada uno de ellos, haciendo presentaciones y guiando a otras tantas por el pasillo directo al Show Room. El lugar se estaba llenando rápidamente y aquello me llenaba de satisfacción o al menos así había sido hasta que Daniel Valencia hizo su acto de presencia por el ascensor.

Su extrema arrogancia es lo que provocó que mi vista se fijara en él mucho antes de acercarme a esa parte del pasillo. Lo miré a lo lejos por un rato, decidiéndome en abordarlo. — Armando, no creí encontrarte aquí, pensé que estarías celebrando tu triunfo sobre mí con cualquiera de tus amantes — su inseparable maletín se acercó a mi cuando miraba un par de piernas que se me habían cruzado enfrente. Levanté la mirada encontrando a mi peor pesadilla.

— Creíste mal, Daniel. Mi deber es estar aquí, mirando con gran satisfacción lo que va a quedar en mis manos — le miré desafiante, ahora ya no tenía ningún derecho a sobajarme como siempre intentaba hacerlo — ¿Es que aún te duele que me hayan elegido a mí? — arregló su saco como su tuviera una pelusa invisible, uní mis manos en un gesto de superioridad mientras levantaba el rostro.

— Lo que me duele es que haya caído en tus manos, es el fin de EcoModa — suspiré completamente molesto y tomé una de las copas que repartía alguno de los meseros — Disfruta de la última fiesta de la compañía, Armando. Porque posiblemente sea la última, la próxima reunión será para decretar su entierro y tú, Armando, te vas a encargar de darle sepultura a una de las empresas de moda, más grandes del país y sus treinta y cinco años de trabajo.

Respondí con la misma contundencia a sus insinuaciones, me era exasperante tener que soportarle. Casi de inmediato se nos acercó mi padre, quien esperaba que las discusiones entre nosotros cesaran, sin embargo, estaba seguro de que la única manera en que pudieran terminar, sería con un bonito ramo de gardenias en su ataúd. Dejé que nos tomaran las fotografías pertinentes, junto al anuncio de mi compromiso con Marcela Valencia.

La noche sucedió de una forma extravagante, aunque viniendo de Hugo Lombardi, no podía esperarse de otra cosa, amé el desfile por completo, sobre todo porque las modelos no habían dejado de coquetearme. A la mañana siguiente, aún tenía los nervios descontrolados, pues era el momento de elegir a la persona que sería mi secretaria, pues Carmencita se jubilaba junto con el que había sido su jefe por más de treinta años.

Yo, ¿en Betty la Fea?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora