CAPITULO 13

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"¿Por qué Sana quería un beso? Podría ser que... No, no lo creo, ¿cómo podría? Ella es demasiado para alguien tan simple como yo."

Tzuyu pasaba las horas pensando en lo mismo una y otra vez, el resto la notaba distante más que distraída por su propia mente.

No sabía que pensar del todo, pues había una posibilidad de que Sana estuviera de igual manera enamorada de Tzuyu, ¿no? Pero no podía preguntárselo, no era lo suficientemente osada para hacerlo.

La taiwanesa dejo de mirar a la sonriente japonesa, dejaron de hablar, apenas y podían estar en la misma habitación, pues la alta morena prefería salir de la misma área.

Así fue durante cuatro días, sin ninguna interacción. ¿Cómo se sentirá Sana al respecto? ¿Triste? Tal vez. ¿Con el corazón roto? Quien sabe, siempre se ve tan feliz.

Por otra parte, Sana estaba preocupada.

"Ahora es seguro, Tzuyu notó que yo quería un beso y ahora se encuentra incomoda de verme, claramente no me correspondió. Si, seguramente es eso."

La japonesa se esforzaba en actuar normal, como si nada, pues pensaba que si no le daba tanta importancia a ese tema, Tzuyu se relajaría y volverían a estar bien.

Pero no, la taiwanesa parecía estar cada vez más y más distante conforme los días pasaban. Ya no se miraban, ya no convivían y lo poco que hablaban era tan corto, tan seco, tan frio.

-Buen trabajo, Minatozaki, la jodiste.

Se dijo a sí misma, mirándose al espejo para comenzar a cepillarse los dientes, sin parar de mirarse enojada y sin notar que cada vez aplicaba más fuerza en el cepillado hasta que se lastimó, gritando de manera suave y botando todo en el lavabo.

-¿Estás bien?

Mina acababa de entrar justo para ver ese incidente, observando a Sana escupir un poco de sangre.

-Si, solo me raspe un poco.

-Pero en general, ¿estás bien? Últimamente te noto perturbadoramente sonriente.

Se hizo a un lado tras enjuagarse la boca, dejando que su amiga ahora se cepillara los dientes.

-El domingo que salí con Tzuyu intenté besarla, bueno no, fue más como que esperé que me besará. Me puse en posición y todo, pero ella no lo capto o lo hizo y me rechazo, no sé.

La pingüina la miró por un tiempo, en lo que terminaba de cepillarse los dientes. Esos ojos no paraban de ver a los de Sana, como si estuviese leyéndola; ese tipo de cosas asustaban a veces un poco a Sana.

-¿Has intentado hablarlo con ella?

Abrió los ojos en grande, ¿cómo sabía que no lo había hecho? Aunque, podría ser algo obvio de deducir, la japonesa de cabello claro fue más por el pensamiento de "¿Será que puede leer la mente?", ni ella notó en ese momento lo descabellada que era esa idea.

-Hazlo, sino terminaran peor.

Asintió lenta y pausadamente, no estaba del todo segura si podría lograrlo.

Jihyo y Dahyun se encontraban en el almacén de la escuela, revisando algunas cosas para el baile, cada quien checaba una pequeña lista donde marcaban que cosas ya tenían y cuales aún no.

-Oh, es un mensaje de la paquetería, acaban de traer los decorados.

Informó la mayor en lo que Dahyun palomeaba el último artículo de su lista.

-Entonces vayamos por ellos, espero no sean tantas cajas.

El par fue directo a donde el conservatorio permitía la entrega de los paquetes en la sección preparatoria.

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