Si Te Enamoras Mueres (Frededdy) [Fnafhs]

Capítulo 3

Narrador Omnisciente

Todos los del pueblo se habían enterado del viaje de Freddy ya que alguien dio el aviso de haberlo visto navegando, sólo había pasado una hora tras la ida del castaño. Eso significaba que deberían de esperar unos cuantos días, semanas o incluso meses hasta que volviera, es decir, que gane o pierda.

Nadie sabía lo que hacían ahí durante tanto tiempo. Era un juego de convivir, es decir, estar bajo el mismo techo como casados, mientras intentan conquistarse el uno al otro.

—¿Me puedes decir las reglas?— Pidió sonriendo tiernamente el castaño. ¿Estaría aprovechando su ternura o lo hizo sin querer?

—No hay reglas, podemos hacer lo que queramos el uno con el otro.— Sonrió vacilón, dando a entender cosas pervertidas, lo que hizo que el menor desviase la mirada.

—¿Límite de tiempo?

—Infinito, vivirás conmigo, vamos, una convivencia.

—Entiendo, por cierto, si intentas algo sucio mientras duermo, te juro que conseguirás de todo menos mi amor.—Lo miró con cara amenazante.

—Que aburrido eres Freddy~.—Se burló de él con su voz cálida e hipnotizante.

—¿Es que acaso quieres violarme?—Se mordió el labio tímidamente, definitivamente se está aprovechando de su ternura, pensó el de ojos negros.

—Vamos Freddy~—Se rió.—Sé que puedes hacerlo mejor. Si supieras que de cosas han intentado con nosotros, los dioses del amor.— Puso una sonrisa pervertida.—Intentan conquistarnos con los deseos carnales, bueno, ya sabes a qué me refiero.—Tocó el hombro del menor pícaramente.—Pero puede haber sexo sin amor~.—Le susurró en el oído con su sensual voz.—Aunque también puede haber amor sin sexo, pero eso sería aburrido ¿no?—Volvió a susurrarle pero esta vez en su cuello, lo que hizo que el castaño se estremeciera.

—Si dices que el sexo no es un buen camino para enamorar... ¿por qué intentas utilizarlo conmigo?— Lo miró indignado aún con el sonrojo en sus mejillas.

—Porque pequeño, cada uno tiene sus fetiches y creo que tú eres un pequeño pervertido.—Sonrió burlonamente.—¿O me equivoco?—Le acarició por debajo de la camisa y al instante el menor se estremeció, lo que hizo que el mayor se mordiera el labio.—Soy un dios, obviamente no puedo equivocarme~

—¿Y qué? Cada uno tiene sus fetiches pero eso no tiene nada que ver con el amor.—Lo miró indignado por la vergüenza que le estaba haciendo pasar.

—Anda, si el renacuajo no es tan tonto como parece.— Se puso en frente de él, dándole su espacio personal.—Sólo puedo ver los fetiches... Si pudiera ver lo que enamora a cada persona sería algo injusto ¿no?— Abrió la puerta de aquella mansión.—Ahora si quieres seguir hablando entra.

—Gracias.—Sonrió seguro y entró.

—Pronto llorarás mi nombre.

—Ya lo veremos...—Sonrió con confianza.

—Como quieras osito~—Y cerró la puerta.

Así es como empieza el juego del amor. ¿Quién creéis que ganará?

El reloj no parará, lo que nadie sabe es que los ya malditos morirán.