Capitulo 15

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Bajar del avión y sentir la fuerte brisa golpear mi rostro fue lo mejor que pudo haberme pasado. Barranquilla, rodeada de mar y rio, una brisa potente y un sol que quema como el infierno y ni hablar del calor. 

Amaba y extrañaba todo esto. La música se escuchaba fuerte a las afueras del aeropuerto. Había gente deambulando acelerados por todas partes

—Si que el calor pega fuerte — me reí y asentí.

—No recordaba tan caluroso el lugar, pero se siente de maravilla — dije abriendo los brazos y respirando profundo.

Esperé a que Andy se hiciera con nuestro equipaje mientras observaba los puestos de vendedores y me maravillaba con los cambios del lugar. Es mucho más grande que cuando me fui. Extrañaba escuchar a tantas personas hablar español. 

Tomamos el taxi y me encargué de dar las indicaciones. Pronto estaría en casa y estaba nerviosa. Me quedé observando todo el camino por la ventana. En seis años todo había crecido muchísimo. Lugares que antes solo eran vegetación o monte como solíamos decirle. ahora eran conjuntos residenciales o almacenes de negocio. 

—Se te nota ve feliz — sonrió dándole un beso en los labios y me recuesto sobre su hombro.

—Estoy feliz. 

Recosté mi cabeza sobre el hombro de Andy y aspiré su cuello. Me gustaba olerlo, no era su perfume, era él. Siempre era él.

—Tu padre estará feliz de verte — sonreí, pero no dije nada más — ¿Qué ronda tu cabecita?

—No se como me vaya a recibir papá — respondí — no es un hombre tierno, y la ultima vez casi nos matamos entre ambos, me preocupa y sobre todo me agobia el como reaccionaré si me rechaza.

—Independientemente de como te reciba, te queda la satisfacción de haberlo intentado. No estarás sola para enfrentarlo, estaré ahí para decirte "¿lo ves? te preocupaste por nada" o para decirle a tu papá lo imbécil que es por no aprovechar la oportunidad de recuperarte. 

Inevitablemente estaba empezando a enamorarme de Andy. 

—Se que lo harás — dejé un beso en su cuello y me quedé así. 

Divisar la fachada de mi antiguo hogar desató el nudo en mi estomago. Había cambiado, ahora habían rejas altas de color negro rodeando un pequeño jardín improvisado muy seguramente por mi madrastra. Las puertas dobles color marrón ahora tenían cuatro iniciales. Las de mi padre y mi madrastra y las de mi hermano y las mías. 

Aún me sentían como parte del hogar y eso por muy idiota que sonase me dio la fuerza que necesitaba reunir para tocar el timbre. Andy se posó a mi lado y recargué parte de mi peso en el. No era mi novio, así que no lo presentaría como tal, pero mentiría si dijera que no quiero presentarlo a mi padre como mi pareja oficial. Ninguno de los dos ha hablado de darle titulo a esto. 

Observé la puerta abrirse y sonreí cuando vi a mi madrastra. Una morena alta, de piel chocolate y unos ojos negros que penetraban en ti de formas inimaginables.

—¿Hanny? ¡oh por Dios, Hanny! — su entusiasmo la hizo volar fuera y abrazarme fuerte — Dios santo, niña no sabes lo mucho que me alegra verte — me reí conteniendo las lagrimas.

—Gracias, Lucy, yo también estoy muy feliz de verte —me separé de ella y tome a Andy de la mano —Te presento a Andy, amigo y mi héroe personal. 

La mirada interrogante no se hizo esperar.

—Un placer conocerla señora, Maslow – le ofrece la mano y ella se la estrecha sonriente.

Sin Temor a NadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora