Capítulo 24

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Siento haber tardado tanto, pero prometo terminar esta historia.

Por la noche las chicas hicieron una manifiesta con los refrescos que habían llevado de incógnito. Nayeon también había llevado alcohol para las adultas. Sana y ella se emborracharon enseguida. Jeongyeon tuvo que cuidar de ellas, sobre todo de la mayor para que no hiciese ninguna tontería como declararse a Mina. Chaeyoung, Dahyun y Tzuyu grabaron a Momo haciendo tonterías -y también a Sana-.

La fiesta se terminó a las doce, hora a la que la mayoría se fueron a dormir.

Nayeon y Chaeyoung querían continuar con la fiesta en su cuarto, pero la rubia se lo impidió enseguida.

Sana y Momo cayeron rendidas nada más tocar el colchón, para alivio de su compañera coreana.

Mina se hizo la dormida para dar intimidad a Tzuyu y Jihyo. Quienes estaban tumbadas en la cama de la mayor dándose besos y caricias.  Mina oía cada uno de sus movimientos debajo de las sábanas y más que molestarla, la daban envidia. Sólo pedía que cuando esas dos tuvieran sexo lo hicieran lejos de ella.


Tzuyu fue la primera en despertar, como casi siempre. Antes de levantarse decidió quedarse en la cama hasta que Jihyo despertase por si sola. No quería molestarla y quería ver su rostro angelical durmiendo, eso para ella era un lujo. 

Varios minutos después la japonesa del cuarto se despertó y observó la tierna escena con disimulo. De nuevo sintió una punzada en el pecho, otra vez la envidia la atacaba.

— Buenos días — saludó Mina.

La china levantó un poco el rostro para mirar a Mina antes de saludarla.

— Buenos días.

— ¿Vienes? — preguntó Mina abriendo la puerta.

Tzuyu negó con la cabeza y volvió a concentrarse en el rostro dormido de Jihyo.

Mina suspiró con pesadez.

— Si le contáseis lo vuestro a las demás podríais dormir más veces en la misma cama — comentó Mina antes de abandonar la habitación.

Tzuyu pensó en lo que le había dicho su amiga y llegó a la conclusión de que tenía razón. Más tarde hablaría con Jihyo sobre el tema y la convencería.


Una a una fueron levantándose y pasando por la cocina para prepararse el desayuno. 

La mayoría permanecía en ese mismo lugar hablando sobre temas triviales mientras comían.

Momo y Mina estaban sentadas en la mesa de cocina y hablaban sobre las diferencias entre el japonés y el coreano. No era un tema muy interesante pero estaban casi discutiendo, pues Momo decía que el coreano era más difícil que el japonés y Mina argumentaba lo contrario.

De repente la japonesa mayor notó como unos brazos rodeaban su cintura y una cara se pegaba a su mejilla derecha. En esos breves instantes una pequeña arruga apareció entre las cejas de Mina. 

— ¡Hola chicas! — gritó Nayeon riendo.

Le dedicó su más grande sonrisa a la persona que se encontraba en frente de ella y su corazón se aceleró.

Nayeon decidió soltar a Momo, para alivio de la otra japonesa.

— Tienes unas ojeras enormes — comentó la más alta.

Nayeon, preocupada, se llevó las manos a la cara y soltó una maldición en bajo.

— No te preocupes, te quedan bien — habló la pingüino con las mejillas un poco coloradas.

Una sonrisa se volvió a dibujar en el rostro de la mayor y le agradeció el cumplido.

— Me voy al baño — se excusó Momo con rapidez.

Se había sentido incómoda debido a la forma en la que se estaban mirando sus compañeras. Se habían olvidado completamente de ella hasta que había hablado para comunicarlas que debía irse. 

Ambas sabían que Momo les había dicho una excusa barata para dejarlas a solas. Mina maldijo un poco a su amiga, pero en el fondo no le importó. Adoraba pasar tiempo con Nayeon.

— ¿Puedes venir a ver conmigo un nuevo drama? — preguntó la pelirroja.

— ¿Por que no se lo pides a Jihyo? — cuestionó la menor.

— Cuando he entrado en vuestra habitación Tzuyu me ha echado de allí — dijo haciendo un puchero.

Mina se quedó en blanco durante varios segundos.

— ¿Mina? 

— Lo haré para mejorar mi coreano — accedió.

Nayeon asintió y cogió del brazo a Mina para que se levantase de la silla y llevarla a su habitación lo más deprisa posible.

Mientras subían las escaleras oyeron varios sollozos procedentes de la habitación de Mina.

La coreana quiso entrar para averiguar que era lo que ocurría pero Mina la convenció para que se fuesen y preguntase en otro momento.

— Mina — mencionó la mayor.

La japonesa asintió.

— ¿Crees que el lloro que hemos oído antes tenga algo que ver con que esta mañana Tzuyu estuviera en la cama de Jihyo?

Su interlocutora no respondió.


Jihyo lloraba desconsoladamente en los brazos de Tzuyu  mientras ella dibujaba formas sin sentido sobre su espalda. Su mente estaba en otra parte, concretamente en lo que había sucedido hacía unos minutos. La había acusado de no quererla y de haber estado utilizándola porque se sentía sola, simplemente por el hecho de que su mayor no quería contarle  nadie la relación que mantenían desde hacía semanas. 

No comprendía sus razones pero si sabía que se había pasado con Jihyo al decirla aquellas cosas que en el fondo de su corazón no sentía.

— Lo siento tanto...

— En el fondo tienes razón — la interrumpió la líder — aunque tus formas de decirlo no han sido muy correctas.

— Lo siento mucho de verdad — las lágrimas comenzaron a resbalar por sus mejillas, no quería perderla.

— Voy al baño — dijo Jihyo levantándose de repente.

— No tardes — pidió su novia con un hilo de voz.


Nayeon estaba enfrascada en la trama del drama y criticaba la actitud de los protagonistas. Su amiga reía por culpa de sus comentarios y del drama, todo la resultaba muy ridículo y prefería mil veces un anime. 

De repente, oyeron que llamaban a la puerta. 

— ¡Adelante! — gritó Nayeon.

— Venid a mi cuarto — ordenó Jihyo — es importante.

— Vamos — dijo Nayeon.


Deeply In Love ||Minayeon Y Jitzu||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora