A Mi Madre

274 12 1
                                    

Querida Madre:

Estoy a obscuras, en mi habitación, preguntándome si debo vivir o morir. Tengo miedo, soy irresponsable, soy un desastre, estoy metida en un gran pozo y no sé si saldré de ahí o me ahogaré. Quiero pensar que no moriré.

Creo que no tengo un camino, perdí mi rumbo el día que tu perdiste la vida. Quizás porque sentí que la vela que me ayudaba a ver el sendero nocturno se esfumó y la luz que me entrega mi padre, apenas me alcanza para ver un poco más allá de mis pies.

Sé que él hace su mayor esfuerzo, yo trato de encender una vela por mi cuenta para ayudar, pero no encuentro los cerillos. No encuentro piedras o algún objeto parecido. Me acerco a la vela de mi padre para que me dé de su fuego, pero me quemo. Me acerco demasiado, o no me acerco lo suficiente.

Perdóname, Madre mía.

En serio hago lo que puedo, en serio hago lo que puedo.

Te extraño. Me duele el alma, me duele el corazón. Mis ojos lloran por tu ausencia, mi garganta siente el nudo, mi estómago siente la opresión.

A veces me pregunto si está bien despertar.

A veces me pregunto si me estás esperando.

A veces me pregunto si algún día volveré a ver esa sonrisa, que tanto amo. Que tanto anhelo volver a ver.

A veces trato de imaginarte feliz, dónde sea que estés, buscando calmar mi corazón ansioso, mi corazón triste.

A ti te escribo hoy, aunque no puedas leer esto, aunque no puedas apreciar mis letras.

Te amo. Te extraño.

Tu hija.

4 de julio 2017

Cartas a mi MadreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora