Capítulo 4
"Scary Drink"
-Entonces Niklaus, ¿a qué has venido a Nueva Orleans?-preguntó Ameliia, tomando confianza para llamarle por su nombre. Le dio otro sorbo a su segundo vaso y lo observó de reojo, esperando una respuesta.
-Por favor, llámame Klaus-soltó en tono arrogante antes de responder-Por mucho tiempo mi familia y yo hemos buscado un lugar al cual llamar hogar. Viajado de un lugar a otro.
-¿Y piensa que Nueva Orleans podría ser la indicada?
-Bueno, aun no podría afirmarlo, pero tengo que admitir que hay ciertas cosas que harían que me quedara a averiguarlo-Ameliia intentó ignorar aquel comentario a pesar de que la mirada de Klaus se había posado en ella-Ademas Nueva Orleans es un lugar hermoso.
-Lo es-sonrió Ameliia dándole la razón. Después habló de lo primero que se le ocurrió-¿Tienes más familiares, aparte de con quienes llegaste?
-No-respondió.
-¿Sólo tú y tus cuatro hermanos?-Niklaus se había encargado de contarle a Ameliia sobre sus hermanos.
-¿Siempre suele hacer muchas preguntas?-dijo el hombre alzando una ceja con tono divertido.
-Lo siento-agachó su cabeza por unos momentos en los que sus mejillas se tiñeron rojas-Tiene razón, soy demasiado curiosa.
La chica terminó su bebida y dejó el pequeño vaso en la barra, Chuck apareció minutos después e hizo un gesto que significaba "¿Quieres más bebida?" A lo que Ameliia asintió y este se encargó de volver a llenarlo, la pelinegra ahora había perdido la cuenta de cuantos había tomado, sólo sabía que no demasiado.
-Gracias Chuck-agradeció y le dio un trago a la bebida alcohólica.
-¿Y la tuya?-habló Niklaus y Ameliia retiró la mirada de su vaso a la mitad, frunció el ceño confundida, el hombre al ver que no sabía a qué se refería siguió hablando-Tu historia, ¿cuál es tu historia?
Ameliia formó una "o" con su boca, entendiendo. No solía hablar de su vida con extraños, no era que no le tuviera un poco de confianza a Niklaus sino que eso no era lo que ella solía hacer.
-¿Por qué debería de contarle?-el alcohol había hecho efecto y su cabeza giraba un poco pero podía controlarlo.
-Vamos, yo le conté sobre mí. Ahora es su turno-la miraba insistente esperando una respuesta pero la que obtuvo no fue de su agrado.
-Tal vez en otra ocasión-alzó sus finos labios en una sonrisa-Cuando no haya tomado y sea consciente de lo que diga. Es tarde, debería irme.
Chuck apareció como por arte de magia y Ameliia aprovechó para pagarle y despedirse del hombre.
-Nos vemos, Klaus-resaltó su nombre, ya que por poco y decía Niklaus.
La pelinegra se levantó sin esperar respuesta alguna, pasando sus manos por el faldón quitando algunas arrugas, cuando sintió un agarre en su brazo. El contacto le causó un escalofrío y una sensación extraña que la hizo cerrar los ojos por un segundo, aquella persona que la tomó la hizo girar rápidamente para quedar frente a ella.
-Niklaus-sonrió por el efecto del alcohol-Le dije que tengo que irme.
-No puedes marcharte aún-ella frunció el ceño pero después lo relajó-Aún no me cuentas tu historia.
Tenía una sonrisa tajante la cual resaltaba sus holluelos, Ameliia quitó su vista de ahí para verlo a los ojos.
-Es tarde, tal vez en otra ocasión-se soltó del agarre y dio unos pasos hacia atrás. Pero así como ella retrocedió Klaus avanzó, haciendo que sus miradas chocarán pero esta vez con otra intención.
