[ESPECIAL 1K] +18 Mark

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Tú sabes perfectamente cuanto es que él ama los videojuegos, así como ama a su cachorra y los deportes extremos; la comida y otras tantas cosas que has ido conociendo con el tiempo de relación que llevan, y viceversa. Además es viernes, sus padres no están en casa y el clima es lo suficientemente frío como para desear salir, así que ambos deciden complacerse con una tarde de videojuegos; nada extraño viniendo que a ambos les encanta pasar el tiempo así, o de otras maneras. Claro, con el problema de que solo uno de los controles funciona, deciden turnarse el mando, dependiendo del juego escogido y agradeces internamente que el sofá sea lo suficientemente ancho para ambos y posea un descanso para los pies; por lo que, sin problemas, tú descansas entre sus piernas, con la cabeza apoyada en su pecho, escuchando su tranquilo palpitar, mientras miras la pantalla del móvil y sus manos descansan en la lateral de tu cadera, por la posición en la que estas su barbilla descansa suavemente sobre tu cabeza y sus piernas están debajo, a cada costado del descanso para pies.

Sientes el control vibrar cada vez que Mark dispara al oponente o cada que le atacan, sientes los suaves movimientos de su barbilla al soltar un quejido o suspiro y sonríes apagando el móvil, dejándolo de lado mientras cierras los ojos esperando tu turno de jugar, posas con cariño tu mano sobre sus costillas y acaricias su costado, tranquila y suavemente, entonces, escuchas que se queja. Le miras y Mark te sonríe extendiendo el control hacia ti, es tu turno de jugar. Quitas de tus piernas la holgada cobija que les daba calor y tomas el control, sentándote esta vez para tener mejor vista del televisor frente a ambos, por encima de la chimenea. Pero justo cuando te acomodas, a horcajadas sobre él, sientes ese familiar roce entre tus caderas y su entrepierna, un escalofrío te recorre por completo, de la coronilla al vientre, pero tratas de disimular comenzando tu partida. Ninguno ha decidido moverse, pero tú, juguetona, quieres saber hasta dónde es capaz de aguantar Mark en aquella cómoda/incomoda posición, por lo que te mueves un poco cuando de sorpresa un enemigo del videojuego te ataca. Nada. Continuas, unos pequeños saltos cuando logras atacar la trinchera enemiga acompañados de un grito de emoción, y lo notas, sientes movimiento detrás de ti, y lo tenso que se está poniendo tu novio debido a las recientes acciones, sonríes. Otro ligero vaivén cuando escapas de la lluvia de balas enemigas, y escuchas toser a tu novio, es entonces cuando ambos se percatan de que has sobrepasado el nivel del juego que Mark no logro, por lo que brincas emocionada sobre sus caderas y ríes.

Te detienes y ya sientes debajo de ti un bulto que antes no estaba, por lo que suspiras y miras a tu novio por sobre el hombro, mordiéndose el labio distraído mientras observa sin vergüenza alguna tus caderas y espalda baja. Ríes, moviéndote ligeramente sobre la erección del otro y te levantas de ahí, fingiendo indiferencia, entonces vas hasta la cocina. Él se ha quedado en la sala, pero por el rabillo del ojo te percatas de que te ha seguido solo con la mirada. Después de tomar algo de jugo y dejar todo en orden regresas a la estadía, donde todo sigue como antes, o eso parece, y al acercarte de nuevo a donde Mark notas que tiene la cobija de antes en la entrepierna, totalmente hecha un bulto, como si así la hubieses dejado. Te sonríe nervioso y tu alzas las cejas apartando la cobija, Mark trata de cubrirse avergonzado, pero, antes de que lo logre, tú ya estas sentada a horcajadas sobre él nuevamente, con la cobija cubriendo ambas caderas. Se miran y cuando la música del videojuego comienza de nuevo sus labios ya están disfrutándose. Mark dirige ese lento pero apasionado beso, donde los chasquidos de sus labios se combinan con la música de guerra. Iniciando ustedes su propia guerra entre sus húmedas lenguas. Sientes sus manos sobre tu cintura, al borde del short alto que llevabas esa mañana y sus rojizos labios bajar de los tuyos hacia tu cuello, llevas tus manos a sus hombros, apretándolos mientras ambas caderas se juntan en el mismo instante que el posa sus manos en tus muslos. Jadeos suaves se escapan de tus labios, al sentir las ansiosas caricias de tu novio sobre tu piel desnuda en los muslos, muerdes tu labio cuando la humedad invade tu cuello en una mordida, sabes cuánto le gusta marcarte de esa forma, y no te opones, pues el roce de sus colmillos en tu piel es glorioso.

Entonces puedes sentir unos traviesos dedos ya rozar tu trasero, escabulléndose por debajo de la mezclilla del short que ahora no parece existir en tu propia entrepierna. Jadeas. Tu espalda forma una curva cuando sientes sus manos acercarse a terreno más inestable desde tu trasero y te balanceas sobre sus caderas, oyendo el pequeño "clic" de tu botón que se encargaba de resguardar tu short. Sonríes al mirarlo y sus labios vuelven a rozarse, exigiendo más que la primera vez, haciendo más húmeda la cercanía, y el sonido de la música hizo casi imperceptible el sonido del cierre de Mark mientras bajaba. Atraes con tus manos la nuca del mayor, paseando tus dedos entre sus rebeldes mechones y con algunos extraños pero rápidos movimientos ahora sientes la suavidad del sofá en tu espalda, un par de prendas resbalan accidentalmente de tus tobillos cuando Mark se cierne sobre ti y solo percibes la suavidad de la cobija de antes caer de las caderas de tu novio hacia ti, cubriéndolos aún. Ahogas un pequeño grito aún en sus labios.

Unos repetitivos golpes azotan la pared donde está el otro extremo del sofá y tus manos se escabullen por encima de tu cabeza, sujetando con fuerza los cojines, buscando apoyo del empuje en tu cuerpo. Tus labios forman una perfecta "O" en cuanto parte de la camiseta que llevabas se levanta hasta tus clavículas y el broche de tu sostén deja de hacer su trabajo, e instantáneamente muerdes tu labio inferior cuando los resbaladizos labios de tu novio ya exploran tu pecho, una de tus manos baja hasta su cabeza y enredas tus dedos en su desordenado cabello de la nuca, acercándolo más a aquella zona que besa sin remordimiento alguno. Ante el movimiento del sofá, que tus caderas reciben con mucha más fuerza, un sordo sonido se oye sobre la alfombra, y no parece preocuparles que se descomponga el otro control debido a la caída. Tampoco que aquello subiera el tono de la música de guerra, cubriendo tu melodiosa y rítmica voz que ya grita el nombre del contrario.

"¿Continue?" aparece en el televisor, el juego había entrado en pausa después de un rato sin recibir órdenes.

Y tu mente se nubla ante los empujones y la placentera sensación que nace en tu vientre. Claro que deseas continuar.

Imagina GOT7 დ One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora