[CAPÍTULO 8 - AMARILLO]

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Camila y Lauren estaban sentadas una al lado de la otra. Desde la gran revelación no podían dejar de hablarse, de discutir, de contar anécdotas y expresar puntos de vista. Un mundo sin la otra se había hecho aburrido.

—¿Quieres ir a mi casa hoy? —Preguntó Camila en cuanto Normani, la única que faltaba para que la reunión del grupo de apoyo comenzara, llegó bastante apresurada.

Lauren la miró y rodó los ojos.

—Tengo que aceptar. No dejarás de insistir hasta que lo haga.

Y tenía toda la razón.

—Lo siento, Ally —Se disculpó la morena al sentarse—. Tengo una presentación importante en una semana, cosas que hacer esta noche, un pequeño problema en el trabajo...

—Está bien, Mani. Lo importante ahora mismo es que has llegado.

—Pero no llegué a tiempo.

—Mani, por favor. No empieces con eso —Suplicó la pequeña con paciencia.

—Debo empezar, Ally. Si quiero hacer algo debo hacerlo bien, y eso incluye asistir a este estúpido grupo de apoyo.

Pero Ally no se sentía herida al escuchar sus palabras. Sabía que se arrepentiría de ellas muy pronto.

—Está bien. Lo entiendo. Lo lamento, Mani.

Y así, luego de disipar una discusión que no debió existir, otra reunión de aquel grupo de apoyo finalmente comenzó.

—¿Algo que quieran compartir hoy?

Tenía la esperanza de que alguien más decidiera abrirse ese día. Siempre las tenía. Sabía que tarde o temprano terminarían por ceder.

—Ayer descubrí que mi mayor competidora en ventas también asiste a este grupo de apoyo —Comentó Lauren, y esto no parecía molestarle... no demasiado.

—¿Ventas? ¿Ventas de qué? —Quiso saber Dinah, quien hablaba en voz baja para que el pequeño Leo no se despertara. No parecía haber tenido una buena noche.

—¿Y quién es esa competidora? —Preguntó Axel, quien ya parecía tener una idea.

—Eso no importa. Ella criticó abiertamente mi trabajo, y creo que tenía razón.

Camila se rio de ella sin poder evitarlo.

—¿Qué es tan gracioso? —A Normani no le agradaba su risa descontrolada.

—Yo solo quería verte sonreír, Lauren. No sabía que eras Mr. Sad y tampoco creo que todos tus libros lleven a sus lectores a una depresión interminable... Yo los leí, así que puedes descartar eso —Aclaró—. Solo quería cumplir mi promesa y no me di cuenta de que, en vez de hacerte sonreír, te estaba hiriendo.

—¿Eres Mr. Sad? —Preguntó Axel, claramente sorprendido. La chica de ojos verdes le dirigió un gruñido.

—No te olvides de mí. Yo soy Madame H —Presumió Camila, quien necesitaba también un poco de atención por parte de aquel chico.

—Lo supuse. Solo tú podrías escribir un libro que me hiciera sentir tan feliz.

Camila le dirigió una sonrisa y suspiró. Él realmente debía estar muy enamorado de ella.

—¿Lo supiste todo el tiempo, Ally? —Preguntó la chica triste a la más pequeña, quien tenía los ojos iluminados debido a aquella interacción que apreciaba. Lauren, a su vez, parecía herida.

—Claro que lo sabía.

—¡¿Y por qué no nos habías contado?!

Lauren estaba realmente enojada. Ally, por su parte, solo temía que algún golpe accidental pudiera llegar a tocarla.

||Antes del Arcoíris - CAMREN||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora